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El centro de Palma se viste de colores este domingo para celebrar el carnaval 2019. Tras la celebración de sa Rueta, en la que los más pequeños han inundado la ciudad de color y diversión, llega el turno de las comparsas de sa Rua. Una cita que congrega a pequeños y a mayores durante la tarde y que tiene como único fin pasárselo bien.

Si la Rua, en cuanto a participantes, entre comparsas y carrozas, superó a la del año pasado –una comparsa y dos carrozas más que en 2018–, pensamos que también ganó en cuanto a originalidad y creatividad a la de hace un año, pues incluso los más modestos hicieron gala de una y otra. Valga, si no, el ejemplo del aviador solitario que este año no solo cambió de avión, sino que, además, se unió a uno de los sentimientos más generalizados: ¡No a la contaminación. Colgó de su cuello un gran cartel en el que leíamos: ‘Para no contaminar, no vuelo hoy'.

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El único ‘pero' que podemos poner a la Rua es que sigue faltándole la música. No basta con la que suena por el amplificador desde el coche de la comparsa. No es suficiente. Entre la algarabía que se monta en torno la Rua, no llega al público, que cada año que pasa abarrota más las aceras que la lindan. Y es una pena, porque, anda que no hay diferencia entre una comparsa desfilando al son de una batucada, que haciéndolo al son de la música enlatada, que la escuchas cuando tienes el amplificador cerca, no tanto cuando se aleja.

Por ello, pensamos que la música es la asignatura pendiente de nuestra Rua que, por otra parte, como hemos apuntado un poco más arriba, progresa adecuadamente. Porque aparte de comparsas y carrozas que llaman la atención por su originalidad, también lo hacen por muy curradas que están, tanto en sus diseños como en los colores elegidos.