El eurodiputado y líder de Junts. | Europa Press

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El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont ha responsabilizado este martes al PP de la no aprobación de la oficialidad del catalán en la Unión Europea: «Han tenido interés en hacer descarrilar una propuesta que formaba parte de los acuerdos políticos que podían facilitar un gobierno del PSOE y Sumar». España, que este semestre ostenta la presidencia rotatoria de la Unión Europea y por tanto marca la agenda de las reuniones, ha decidido que este martes no someterá a votación la oficialidad del catalán, el euskera y el gallego, en el último encuentro en el que podía hacerlo.

En un largo mensaje en X, Puigdemont ha acusado al PP de «españolizar la política europea más allá de lo que se podía permitir» y de haber provocado «situaciones delirantes», como la oposición del ministro italiano de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, a la oficialidad del catalán en la Unión Europea. «Las reticencias iniciales de algunos países con gobiernos populares se explican, en gran medida, por la presión política y no tanto por las razones aducidas», agrega el expresident.

No obstante, Puigdemont cree que el hecho de que la no oficialidad no llegue durante la presidencia española del Consejo de la Unión Europea «no significa que las opciones para conseguirlo hayan desaparecido por este hecho»: «El camino iniciado es irreversible, aunque pida más tiempo. Y hay que utilizar más herramientas y recursos para defender la posición», ha añadido. «Los meses que vendrán deben servir para que el Estado español haga el trabajo pendiente y plante cara a los que lo desafían, si quiere ser creíble en su reclamación para que el catalán sea una lengua oficial de la Unión Europea», ha sostenido Puigdemont.

Aun así, Puigdemont ha reconocido que el hecho de que no se apruebe la oficialidad durante la presidencia española «es un hecho incontrovertible» y «un incumplimiento» de lo que se dijo «que sería posible», aunque ha valorado positivamente que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, haya defendido la oficialidad «de una manera coherente» con los argumentos independentistas, «un hecho inédito y positivo, pero insuficiente», para Puigdemont.

A juicio del expresidente catalán, el camino hacia la oficialidad ha contado con dos obstáculos: la presión del PP y «que el Estado español ha tenido que deshacer en muy poco tiempo una estrategia de bloqueo que venía de muy lejos y de muchos gobiernos, tanto del PP como del PSOE». Y, según Puigdemont, no lo han hecho «por convicción», del mismo modo que la ley de amnistía, y tampoco la estructura política y técnica de Unión Europea ha «desbordado entusiasmo por promover una iniciativa que formalmente era del Estado español pero que todos sabían que formaba parte de una concesión a Junts per Catalunya».

«El trabajo de 'lobby' no ha sido el mismo como cuando tenían que convencer a los países europeos de todas las maldades que se nos han atribuido para desacreditar el movimiento hacia la independencia», ha ejemplificado. Para Puigdemont, en Europa «hay muchas maneras de convencer a los países reticentes»: «Pregúntenle a (José Manuel) García-Margallo qué le costó a España enfriar la empatía de ciertas repúblicas bálticas con el movimiento independentista catalán».