La expareja de Rufián ha compartido unas reveladoras palabras en las redes sociales. | Efe

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El portavoz de Esquerra en el Congreso de los Diputados, Gabriel Rufián, siempre se ha mostrado esquivo con dar explicaciones sobre su vida privada. Sin embargo hace un tiempo se hizo más o menos conocida su ruptura con Mireia Varela, una catalana con la que Rufián compartió su vida durante años y tiene un hijo en común.

A las puertas de la investidura de Pedro Sánchez como nuevo presidente del Gobierno, la expareja del republicano ha realizado una publicación en Instagram en la que relata la vivencia de su pérdida sentimental con un tono desgarrador. Explica que «despedí 2018 llorando sabiendo que perdía al amor de mi vida (...) He despedido 2019 llorando sabiendo que ya no podré recuperarle».

«Lloro en este 2020 por perder al amor de mi vida, al que escogí como padre de mi hijo, a mi mejor amigo, a mi apoyo incondicional, a mi alma gemela, a mi amante fiel, a mi eterno defensor, a mi paciente protector, a mi infatigable luchador por mí, a mi sueño de familia ideal».

Termina su reflexión con una dura sentencia. «La vida son batallas; a veces hay que luchar y otras hay que saber rendirse. Y yo me rindo».

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Despedí 2018 llorando sabiendo que perdía al amor de mi vida. Le lloré todos los días, tardes y noches. Le supliqué mil perdones y desee cada hora su vuelta. Centenares de noches en vela. Sufrimiento inconmensurable. Aislamiento del mundo. Dolor a la gente que me rodeaba. Incomprensión del prójimo, terapias y medicación. Discusiones sin fin. Dolor, dolor y más dolor. He despedido 2019 llorando sabiendo que ya no podré recuperarle. Lloro en este 2020 por perder al amor de mi vida, al que escogí como padre de mi hijo, a mi mejor amigo, a mi apoyo incondicional, a mi alma gemela, a mi amante fiel, a mi eterno defensor, a mi paciente protector, a mi infatigable luchador por mí, a mi sueño de familia ideal. No he perdido a una persona en mi vida, he perdido parte de mí misma en él. Hay cosas que el tiempo no puede curar, ni ocultar, ni cicatrizar. Hay heridas eternas. Hay amores que no mueren. Hay personas que no se olvidan. Hay momentos que no se superan. Hay errores que no se perdonan. La felicidad ni se busca ni se alcanza ni se encuentra, se construye. La vida son batallas; a veces hay que luchar y otras hay que saber rendirse. Y yo me rindo.

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