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Algunos de los detenidos en la «operación Nova II» contra el terrorismo islamista formaban una célula dispuesta a tomar el relevo de la que pretendía atentar contra la Audiencia Nacional y tenían marcados como objetivos estaciones ferroviarias y edificios emblemáticos de Madrid, como el Bernabéu.

Ahora, asegura que «en un segundo nivel, existiría otra estructura con los mismos rasgos anteriores (salafistas radicales, predisposición al martirio mediante suicidio) cuyos miembros estarían dispuestos a sustituir a los de la primera línea una vez cumplieran sus acciones o fueran detenidos».

Así lo asegura el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón en un auto notificado después de tomar declaración ayer a los cinco reclusos aislados en el marco de esta operación -los ocho detenidos el pasado jueves en distintas provincias estaban siendo interrogados a la hora de cerrar esta edición- y de decretar prisión por esta causa para cuatro de ellos y dejar en libertad al otro.

En su resolución, el magistrado recuerda que Mohamed Achraf, detenido en Suiza, formó en 2001 en la prisión de Topas un grupo llamado «Mártires por Marruecos» que tenía intención de realizar un atentado suicida contra la sede del tribunal y del que formaba parte, entre otros, el recluso islamista Addila Mimon, interno en el centro de A Lama (Pontevedra).

Garzón dice que Mimon, cuyo verdadero nombre es Dibali Abdellah, es el líder de este «segundo nivel», y añade que en el registro de su celda «se le intervino documentación que marcaba diferentes objetivos terroristas en la capital de España».

Entre esos lugares figuran, según el auto, «las estaciones ferroviarias de Atocha y Príncipe Píos, edificios emblemáticos como la Torre Picasso y las adyacentes, la sede del PP, el Palacio de Exposiciones, el estado Bernabéu, entre otros».