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La Fiscalía solicitó ayer al Tribunal Supremo que archive la querella por prevaricación planteada por el Gobierno vasco contra el juez Baltasar Garzón, por prohibir una manifestación que iba a celebrarse el pasado 14 de septiembre en Bilbao tras la suspensión de actividades de Batasuna, con el objetivo de «reivindicar los derechos civiles y políticos de Euskal Herria». El fiscal cree que el Ejecutivo vasco se ha erigido «en paladín de una causa ajena y procesalmente perdida».

En un informe de 37 folios, la Fiscalía del Supremo destaca que la decisión de Garzón fue «ajustada a derecho en su forma y contenido», ya que aplicó la medida restrictiva de derechos basándose en una «sospecha fundada, apoyada en datos objetivos», según la cual los promotores y portavoces de la manifestación eran personas vinculadas al proyecto de ETA-Ekin y a Batasuna.

«El instructor, valorando correcta y ponderadamente la concurrencia de los factores expuestos, decide aplicar la medida restrictiva de derechos como último recurso, al apreciar razonadamente la conexión de los sujetos afectados por la misma con el delito objeto de investigación en el sumario 35/02-Y, sobre integración en organización terrorista, concluyendo su imprescindibilidad para asegurar la defensa del interés público», añade el informe fiscal.

Asimismo, recuerda que las sospechas sobre los organizadores de la manifestación están basadas en «datos objetivos» facilitados al juez por la Policía, cuya credibilidad, al menos inicialmente, resulta incuestionable. La Fiscalía considera que el Gobierno vasco «pudo haber planteado, con mejor criterio, un conflicto de jurisdicción frente a la decisión del juez», pero ha usado argumentos en la vía judicial elegida «que corresponderían a los directamente perjudicados por aquella en el curso natural de la discusión».