Esta es la primera vez que se coloca un artefacto explosivo en el campus de Lejona de la Universidad del País Vasco.

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EFE - LEJONA (VIZCAYA) El hallazgo por parte del escolta de una profesora universitaria de un artefacto en el interior de un ascensor evitó la consumación de un atentado que podía haber derruido parte del edificio que alberga la Facultad de Periodismo de la Universidad del País Vasco y un número importante de víctimas, de haberse producido en una hora lectiva.

El artefacto constaba de 3'5 kilos de dinamita titadine, como la robada por ETA en Bretaña, precisaron fuentes policiales, que explicaron que, de haber explotado, se habría venido abajo «medio edificio», un recinto que puede albergar en un día como hoy a unas cuatrocientas personas. El ingenio explosivo, recalcaron, estaba preparado para ser accionado con un mando a distancia, por lo que podría estar dispuesto para activarse a la entrada de una persona determinada.

El edificio en el que fue colocado el explosivo consta de tres plantas y en él están situadas aulas, despachos de profesores y un laboratorio de televisión. Antes del hallazgo del explosivo, numerosos alumnos y profesores hicieron uso del ascensor sin sospechar del paquete, que daba la impresión de ser una caja con sobres olvidada.

Esta es la primera vez que se coloca un artefacto explosivo en el interior del campus de Lejona de la Universidad del País Vasco, recalcaron fuentes universitarias. El portavoz del Gobierno Vasco, Josu Jon Imaz, afirmó que es «intolerable cualquier ataque o intento de ataque a las personas o a los bienes» y añadió que esta acción «nos reafirma en la necesidad en esta sociedad de trabajar conjuntamente y de forma firme en un compromiso de defensa de los derechos humanos y de defensa de las libertades».