TW
0
EFE - ZARAGOZA La detonación del vehículo, que según fuentes de la lucha antiterrorista, se sospecha que pueda tratarse de un coche bomba abandonado por activistas de ETA, provocó una onda expansiva que alcanzó un radio de unos doscientos metros y un socavón de dos metros. A pesar de que los artificieros de la Guardia Civil intentaron desactivar la carga explosiva del vehículo, un Renault 19 con placas de matrícula falsas, se procedió a la detonación mediante explosivos que dejó totalmente destrozado el coche.

Los restos del vehículo quedaron esparcidos en un radio de unos doscientos metros e incluso alcanzaron a unas masías ubicadas en las proximidades y reventaron algunos techos de uralita. La Guardia Civil aseguró que sería difícil determinar si la onda expansiva hubiera sido similar en el caso de que se hubiera producido una detonación intencionada del vehículo por parte de los etarras, aunque estimaron que probablemente «hubiera sido la misma». Para calcular la cantidad de explosivos que llevaba el vehículo en su interior los técnicos tienen que estudiar la distancia que alcanzaron los restos del vehículo y en concreto los más pesados, si bien todavía no se puede determinar qué tipo de explosivo transportaba el coche.

La detonación causó además daños en los cables de alta tensión que cruzan la carretera justo sobre el vehículo, por lo que el suministro eléctrico a las citadas masías, únicas viviendas afectadas por el corte de luz, no se restablecerá hasta hoy. El lugar sobre el que estaba estacionado el vehículo se hundió tras la explosión y varias balizas de señalización de la carretera quedaron dañadas, aunque el servicio de mantenimiento y conservación de carreteras procedió a repararlas y se pudo restablecer el tráfico de la carretera a las 16.00 horas, tras permanecer cortada durante casi 20 horas. El vehículo fue localizado el lunes, después de que la Guardia Civil recibió a las 14.00 horas una llamada telefónica de un ciudadano que alertó de la existencia de un Renault 19 aparcado en la cuneta.