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El presidente del Gobierno, José María Aznar, anunció ayer que los contactos con ETA continuarán mientras se mantenga la ausencia de acciones terroristas, al tiempo que realizó una defensa cerrada de la Constitución y el Estatuto de Gernika como modo de conseguir la paz. En la sesión matinal del debate sobre el estado de la Nación, Aznar advirtió a los nacionalistas vascos que los acuerdos incompatibles con la Carta magna son una «aventura irresponsable» que sólo dañarán a la sociedad vasca. El presidente hizo un balance triunfalista de su gestión, especialmente en materia económica y europea, con la mirada puesta en la próxima legislatura, fijándose como objetivo crear 1.300.000 puestos de trabajo hasta el año 2002. Asimismo, Aznar recalcó el papel positivo de sus socios nacionalistas en cuanto a la estabilidad parlamentaria y pide su apoyo hasta el final de legislatura.

Aznar dedicó la parte inicial de su discurso al escenario abierto tras la tregua de ETA con un año sin atentados. Así, y tras recordar el anuncio que realizó el pasado 3 de noviembre para establecer contactos con la banda terrorista y la confirmación de que se había producido uno con la dirección de ETA, subrayó que los criterios que inspiran estas conversaciones son los regidos en el punto diez del Pacto de Ajuria Enea: el final dialogado de la violencia y sin condiciones políticas. Bajo esta premisa, anunció que los contactos proseguirán en tanto que se mantenga la ausencia de atentados y siempre que contribuyan al cese definitivo de la violencia. «La paz no tendrá precio ni hipoteca», recalcó.

Aznar quiso dejar claro que para ello es imprescindible preservar el marco constitucional y estatutario. «La pretensión de desbordar el marco estatutario, con acuerdos irreconciliables con la democracia constitucional y parlamentaria que nos dimos en 1977 es una aventura irresponsable que sólo puede generar graves daños a la sociedad vasca», subrayó en alusión al Pacto de Estella. Asimismo, Aznar se dijo sorprendido por que «algunos persistan» en intentar «resucitar tentaciones de particularismos y exclusiones», ya que, dijo «el mundo no va por ahí y la sociedad española tampoco».

El presidente también aludió implícitamente a los pactos postelectorales en Euskadi, que podrían dar el poder al PP en Alava y en Vitoria, donde son la fuerza más votada, al subrayar que todas las fuerzas políticas tienen que encontrar acuerdos que respondan «a la voluntad de los electores en cada uno de los Territorios Históricos y en cada una de sus ciudadades y pueblos» como mejor forma de respetar el «pluralismo» de la sociedad vasca.