Laura Garrido, socia fundadora y directora de la consultora Ético | Teresa Ayuga

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El concepto de sostenibilidad apela a garantizar las necesidades del presente sin hipotecar un futuro de crecimiento económico y desarrollo social respetuoso con el planeta y sus habitantes.

Casi 9 años después de que la Cumbre de Desarrollo Sostenible aprobara la Agenda 2030, la ‘biblia’ que dio alcance planetario al término sostenibilidad, existe un evidente consenso social en que la emergencia climática nos obliga como consumidores a replantearnos nuestros hábitos de vida y urge a empresas e instituciones a cambiar su propósito hacia una economía inclusiva que tenga en cuenta a las personas y al territorio.

Lo sostenible lleva años de moda. Tanto que el término lleva camino de acabar como el amor en el mítico tema que Manuel Alejandro puso en boca de Rocío Jurado: rotura por exceso de uso. Y es que cuando todo es sostenible, nada es sostenible. «La suerte de que esté de moda es que las empresas la tienen muy presente. La desgracia es que estamos mercantilizando el término», asegura Laura Garrido, socia fundadora y directora de Ético, una consultora estratégica mallorquina especializada en el desarrollo sostenible de las empresas cuyos servicios incluyen formación, comunicación y la elaboración de planes de circularidad, entre otros.

Turismo regenerativo

¿Hablar de turismo sostenible supone un oxímoron, teniendo en cuenta que muchos turistas viajamos en avión, consumimos recursos y generamos residuos? «Totalmente», asegura Garrido, que prefiere hablar de «turismo regenerativo», porque «no se trata de sostener nada, sino de regenerar lo que nos hemos cargado. Hablamos de un turismo en proceso de mejora constante que fomenta un empleo de calidad, promueve la riqueza cultural, protege el patrimonio, impulsa la inclusión y la igualdad, vela por el bienestar del residente y hace un buen uso de los recursos naturales. Suena utópico, pero debemos caminar hacia él».

En su trabajo diario, Garrido percibe que, aunque no son mayoría, todavía son muchas las empresas del sector turístico balear que asocian la sostenibilidad únicamente a su parte ambiental. «Una empresa sostenible es aquella que no sólo tiene en cuenta la cuenta de resultados y el entorno, sino también a las personas», afirma Garrido, que considera imprescindibles tres pasos para implantar la sostenibilidad en el corazón de las empresas: «compromiso de los altos cargos; formación y comunicación interna e indicadores, porque lo que no se evalúa se devalúa».

¿Cómo detecta Ético a las empresas que requieren sus servicios simplemente para hacer ‘greenwashing’, o sea, crear una imagen ilusoria de responsabilidad ecológica? «Suelen querer comunicar antes que hacer, y eso comporta un fallo reputacional. Europa acaba de aprobar una ley en contra de estas prácticas que protege al ciudadano y nos facilita el trabajo».

El apunte

Ético: una empresa fruto de la contradicción

Laura Garrido reconoce que a pesar de encantarle, su trabajo durante muchos años en empresas turísticas en tareas de marketing y comunicación llegó a generarle una contradicción personal «por los impactos negativos que sufrimos los residentes». Esa «falta de propósito», unida a la desaparición de su puesto de trabajo, le llevó en 2018 a montar Ético-Sostenibilidad y Comunicación junto a Gonzalo Silvera y Macarena Rodríguez.