Marco Jaske, un joven alemán que reside en Mallorca.

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«Decidí venirme a vivir a Mallorca en la pandemia y ha sido la mejor de mi vida». Así de claro lo tiene Marco Jaske, un alemán que reside en la Isla desde noviembre de 2020. Este joven de Frankfurt recuerda que trabaja en la inmobiliaria Engel & Völkers y pidió trasladarse, atraído por la buena calidad de vida y el clima. En la empresa, en la que llevaba trabajando dos años y medio, aceptaron su propuesta y le ofrecieron ser agente de ventas en la oficina de Son Vida, en Palma.

Marco tomó esta decisión en plena pandemia de la COVID-19, lo que motivó que sus familiares y amigos no lo viesen con buenos ojos. Uno de los argumentos más repetidos era que la crisis sanitaria había generado una gran incertidumbre en la economía mundial y el sector inmobiliario resultó afectado de lleno; se consideraba muy arriesgado invertir mucho dinero en una vivienda de lujo. Además, sólo tenía 20 años y disfrutaba de un buen puesto de trabajo en Alemania.

Pese a todo ello, Marco lo tenia claro y se vino a vivir a Mallorca, concretamente a Portals; donde estuvo de vacaciones en 2018 y quedó fascinado. El tiempo le ha dado la razón, y más de tres años después confirma que la mejor decisión de su vida ha sido cambiar su lugar de residencia. Desde el punto de vista económico, asegura que fue un gran éxito para él. «En los últimos tres años he vendido casi 50 propiedades y ha cumplido el sueño de muchas personas de tener una propiedad en Mallorca. Me encanta mi trabajo porque las propiedades que vendo en Son Vida son sueños, sueños muy caros». Además, subraya que está «totalmente integrado en la Isla», aquí tiene sus amigos con los que comparte aficiones como el deporte, especialmente el golf. También está especialmente orgulloso de sus avances con el castellano, una lengua en la que se expresa bastante bien.

Rechazo a los alemanes

Preguntado por el rechazo que suscita a algunos mallorquines que muchas de las viviendas de la Isla sean compradas por alemanes, responde que su impresión es que ambos mantienen buenas relaciones. Además, argumenta que los germanos pagan aquí sus impuestos y resalta que sus compatriotas suelen comprar viviendas millonarias, que general muchos puestos de trabajo. «Los alemanes suelen comprar casas caras, que necesitan jardineros, personal de limpieza, etc. Además, van a comer a restaurantes, se alojan en hoteles... Todo eso es muy positivo para la economía», justifica.