Guillermo García, Miguel Borrás, Esperança Ponsell, Guillem Morlà y Josep Lluís Vidal. | Teresa Ayuga

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Antiguamente, un payaso en un hospital era algo insólito y hasta «irresponsable». Más raro aún que entrase en un quirófano. La sociedad balear no estaba preparada, pero en Francia, en 1993, ya se veían parejas de payasos sonriendo por los pasillos. Iban a saludar a los niños ingresados y a cantarles una canción. Miguel Borrás vivió esta escena, por desgracia, en un centro hospitalario francés. Su hija estaba luchando contra un tumor cerebral. «Me enamoré de la idea». Un año después, firmó el acta fundacional en Palma de la primera asociación de payasos de hospital de España: Sonrisa Médica. Han pasado 30 años desde que impulsara el proyecto, a pesar de que los inicios fueron «muy difíciles», según recuerda Miguel.

En estas tres décadas, la asociación ha conseguido llevar a los payasos a los hospitales de las Islas y ser una entidad referente a nivel nacional e internacional. Miguel Borrás fue el primer presidente, desde 1994 hasta 2003. Inició el proyecto con una pareja de payasos, Marta y Camil, en Son Dureta:«La primera vez que hacíamos esto era más como una prueba, para ver cómo evolucionaría». La función de Borrás era conseguir la mayor cantidad de patrocinadores para consolidar SonrisaMédica. Pero en 1998 llegó una crisis y recuerda que «estuvimos a punto de cerrar». El apoyo institucional fue clave, en este periodo, para mantener a flote la iniciativa.

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«La primera vez que hacíamos esto, en 1994, era como una prueba, para ver cómo iba a evolucionar», explica Miguel Borrás.

En 2003, Esperança Ponsell relevó a Miguel Borrás. Enfermera y profesora jubilada, su mandato –hasta 2008– coincidió con la última fase para la consolidación de Sonrisa Médica: «Costó mucho convencer a los sanitarios de que esto no era un desastre ni una tontería». Todavía recuerda la falta de dinero por la crisis, pero aprovechó ese momento para demostrar los beneficios de los payasos en los niños enfermos. Así inició una investigación entre los grados de Enfermería y Psicología de la UIB que dio paso, en 2008, a un estudio nacional en el que ya se constató, definitivamente, los efectos de los payasos de hospital sobre la ansiedad en los niños sometidos a una intervención quirúrgica.

En 2008, el empresario Josep Lluís Vidal aceptó la presidencia de Sonrisa Médica. Estuvo diez años dirigiendo la asociación, que coincidió con la etapa de mayor consolidación. Durante esa década, la mayoría de hospitales públicos ya contaban con parejas de payasos en sus plantas. Hacían hasta once servicios por semana y llegaron a beneficiar, en esta etapa, a más de 23.000 niños, 41.748 acompañantes y 38.020 pacientes adultos.

«Cuando llegué, Sonrisa Médica tenía una fuerte dependencia a los fondos públicos y una crisis muy compleja, así que apliqué las técnicas empresariales que conocía para no tener que depender tanto de las administraciones», explica Josep Lluís sobre sus inicios. De este modo, consiguió que la asociación recibiera el 80 % de financiación privada (sponsors) y un 20 % de lo público. Es decir, «revertimos la estructura». Los últimos diez años han sido muy importantes. Primero, con la profesionalización de los artistas –payasos–. Segundo, porque en 2015 los payasos ya entraban en los quirófanos e incrementaron su presencia en más hospitales. Tercero, porque en 2018 llegaron a consolidar su proyecto en el Mateu Orfila, Menorca, y en Can Misses, Eivissa.

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Los cinco presidentes en estos últimos 30 años de Sonrisa Médica.

Pandemia

En 2020, llegó otro gran reto: la pandemia. Hacía tan solo dos años que Guillem Morlà había cogido las riendas de Josep Lluís, pero en la COVID dejó la entidad en manos del actual presidente, Guillermo García. Sin embargo, ambos trabajaron para que Sonrisa no se apagara. Así, llevaron a cabo una «reconversión»: los payasos actuaron por videoconferencia durante la pandemia. «Todo el acompañamiento que hicimos hasta la fecha se quedó en un segundo plano. No podíamos entrar en los hospitales. Pero los niños nos reclamaban y fue entonces cuando lanzamos las Cápsulas clownéticas y luego las Clownsultas externas», detalla Guillermo García.

Tras la crisis, la respuesta fue «muy buena» y poco a poco aumentaron los socios. Hoy hay unas 427 entidades que colaboran con Sonrisa Médica y casi 20.000 niños y niñas que se benefician de los más de 25 payasos que regalan sonrisas para hacer más felices a las personas.

El apunte

30 años, doce reportajes

Ultima Hora publicará cada mes un reportaje enmarcado dentro del 30 aniversario de Sonrisa Médica. Con este serial que arranca hoy, el primero de doce, se pretende destacar la historia y evolución de esta emblemática ONG conocida por la labor de sus payasos en los hospitales, así como la importancia de la formación. Después de tres décadas, el gran objetivo de la asociación está en la estabilización. También se pretende llegar a las residencias de ancianos para trasladar a esa población parte de su positivismo.