Pilar Bonet en un acto cuando era concejala de Funció Pública del Ajuntament de Llucmajor.

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La querella que se ha entregado en un juzgado de Palma contra la exconsellera Pilar Bonet, a la que el Consell obligó a dimitir tras descubrirse que estaba implicada en un supuesto desfalco millonario en la empresa privada donde trabajó durante más de 25 años, apunta también a una familiar suya como beneficiaria del desvío de dinero. El escrito sostiene que hasta el momento se ha podido acreditar una estafa de 2,7 millones de euros, aunque la cantidad no es definitiva y podría aumentar.

Según ha podido saber Ultima Hora de fuentes del caso, en dos de las cuentas corrientes analizadas por los auditores supuestamente aparecerían Pilar Bonet y la citada familiar directa, como titulares. Sin embargo, no se trata de las únicas cuentas que están siendo rastreadas. Hay otras con ingresos sospechosos y ahora la investigación se centra en aclarar quién era el titular.

La querella, tal y como adelantó este viernes en primicia este periódico, será casi con toda seguridad admitida a trámite en las próximas horas y tocará, por reparto, a un juzgado de instrucción, ya que se imputan cinco delitos: Apropiación indebida, administración desleal, falsedad documental mercantil, falsedad documento privado y estafa.

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El escrito desvela también que el mecanismo para saquear las cuentas de la empresa privada con sede en Llucmajor era, casi siempre, por el método de las dobles facturaciones. Es decir, un cobro iba destinado a la compañía y otro idéntico a una cuenta que no era de la empresa. Al parecer, últimamente fueron detectados algunos movimientos bancarios extraños -en especial dos- que dispararon todas las alarmas. Después, una auditoría interna desveló que al menos desde 2011 habían quedado registradas graves anomalías contables.

Por su parte, la expolítica sigue manteniendo su inocencia y que podrá justificar todos aquellos movimientos bancarios. Fuentes de su entorno han añadido que está «devastada» y muy afectada por las gravísimas imputaciones que pesan sobre ella. Está de baja médica, según confirmó su abogado Antonio Martínez, que pidió que se respete la presunción de inocencia.

Bonet ha estado vinculada durante más de 25 años a su empresa de Llucmajor, donde tenía un cargo en el departamento de contabilidad. Cuando fue concejala en su pueblo, entre 2019 y 2023, compatibilizó ambos empleos. La mayoría de sus compañeros consultados del Consell, el Ajuntament y Globalia coincidieron en calificarla de una «buena profesional», muy detallista «y que hacía regalos a todo el mundo. Siempre estaba de buen humor».

Otro detalle en el que coincidieron es que realizaba «compras compulsivas». «Le llegaban continuamente paquetes de cosas que compraba», indicó una de sus excompañeras. Con todo, nunca había protagonizado ningún incidente laboral y gozaba de una gran reputación.