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Dos emprendedores con discapacidad han creado su empresa en Mallorca con el apoyo del programa ‘Top Talento Emprende’, de la Fundación ONCE. Se trata de una iniciativa para fomentar el autoempleo en este colectivo que, históricamente, tiene más dificultades y sufre más estigma en el mundo laboral.

Vanesa Capó, mallorquina de 41 años, es una de las 107 beneficiarios del programa a nivel estatal. Emprendió un negocio de copywriting hace poco con el sueño de crecer en este sector. La ONCE le ha acompañado en todo el proceso, desde una ayuda económica –mínima de 3.000 euros, pero que varía en función del perfil del solicitante–, hasta asesoramiento sobre cómo montar un plan de empresa.

«Tomé esta decisión después de la pandemia, que fue una época revolucionaria para todos. Llevaba 20 años trabajando en una empresa familiar y sentí que ya había llegado a mi tope», explica la emprendedora mallorquina. Vanesa sufre una discapacidad física a consecuencia de una caída del tercer piso cuando tan solo tenía 17 meses de vida. Eso le provocó una parálisis cerebral. Sin embargo, lleva una vida completamente normalizada y puede caminar «pero con secuelas».

Estudió Biología en la universidad y pasó un breve tiempo por la investigación. Sin embargo, se decantó por la empresa familiar y allí pasó dos décadas como administrativa. «Cuando descubrí el copywriting me di cuenta de que no solo me aporta la parte creativa de escribir, sino también la investigación», dice.

Estigma

La emprendedora considera que todavía existe un estigma por parte del sector empresarial hacia las personas con discapacidad: «Es un error pensar que los trabajadores con discapacidad podemos dar problemas, como que nos pillamos más bajas. Yo en mi vida tuve una baja, por ejemplo, a excepción de una vez que tuve un accidente de coche. Así que creo que los empresarios tienen miedo a lo desconocido y por eso hay este estigma en el sector privado», reflexiona.

David Pons, 35 años, es el otro balear que ha conseguido una beca de la ONCE para poner en marcha su negocio. En 2020 le diagnosticaron un linfoma en la retina que le dejó con una visión de un 10 %. Dueño de una escuela de pádel, tuvo que dejar la empresa –y de jugar– por su enfermedad. Durante su tratamiento, se enfocó en el crecimiento personal y el coaching. Optimista, asegura que no llevó mal su nueva vida y quiere ayudar a otras personas.

«Ser coaching y mentor, tener mi propio negocio, era algo que me interesó desde que tengo la enfermedad. Lo primero que recomendaría a otras personas con discapacidad que quieran emprender es que acepten lo que tienen, y luego que encuentren algo que se les dé bien y, sobre todo, que personas expertas te acompañen y te ayuden», defiende David.

El programa ha beneficiado a 107 personascon discapacidad en España. Sobre el perfil, el 49,5 % cuentan con una discapacidad física; el 8,4 %, psicosocial y el 14 %, sensorial. Además, hay un 27 % de beneficiarios con discapacidad mixta. La dotación económica ha sido de 633.000 euros y la media de ayuda que se ha dado a cada una de las solicitudes aprobadas fue de casi 6.000 euros por proyecto presentado.