Ilustración en la que el virus es quien tose a los humanos | KAREN FLORES

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La primera semana del año concluye con menos encuentros sociales que la de final de 2023, suspendidos en muchas ocasiones por falta de quorum. «Nosotros también hemos caído», están rezando muchos whatsapp. La situación no es nueva, la llegada del frío trae cada año los diferentes virus respiratorios y la epidemia de la gripe toma centros de salud y hospitales que terminan saturándose. Esta historia, que se repetirá, ya está contada. La novedad este año es que la transmisión con sintomatología leve parece alcanzar nuevas cuotas, aunque sea una percepción, todo el mundo en estos días estornuda, tiene febrícula o congestión.

La Societat Espanyola de Medicina de Família i Comunitària  (semFYC) lo definía el pasado viernes como una suerte de tridemia al convivir, al mismo tiempo, tres virus diferentes, los de la gripe A(H3N2) y A(H1N1), el ya famoso SARS-CoV-2 de la COVID i el virus respiratorio sincitial (VRS) que afecta con gravedad, sobre todo a los bebés de menos de un año. La tasa de incidencia global de infecciones respiratorias agudas se situaba la última semana del años en los 271.9 casos por 100.000 habitantes, siendo la gripe la que gana más terreno.

La tormenta perfecta

Y este contexto que se ha ido describiendo durante toda la semana con las primeras complicaciones en los hospitales de Inca y Manacor, más de 30 pacientes esperando cama en Son Llàtzer, o la redistribución de consultas en Atención Primaria para poder asumir las Urgencias promete complicarse.

Este lunes comienza el segundo trimestre del curso escolar y con la afluencia masiva a las aulas, la llegada de un frente frío y los primeros contagios entre profesionales, agárrense que vienen curvas. La población infantil es la gran transmisora del virus. Y decía el coordinador autonómico de Pediatría, Juan Carlos de Carlos, que son tan vulnerables los menores de 5 años como los mayores de 65. Sin embargo el mensaje no ha calado en la población. Por primera vez, haciendo caso a las recomendaciones de estos especialistas, España había aprobado suministrar la vacuna contra la gripe a este grupo etario con la finalidad de protegerlos y de prevenir la transmisión entre otros colectivos vulnerables.

La perspectiva era buena pero ha contado con el respaldo de los padres que apenas han llevado al 20 % de los niños a los centros de salud. La decisión sorprende porque habitualmente no se cuestiona ninguno de los pinchazos recomendados en la edad pediátrica. Los motivos pueden ser muchos, desde el hartazgo de las vacunas COVID, a la influencia por las nuevas voces antivacunas, a que se le ha perdido el miedo a la gripe o bien porque es una vacuna que lleva unos 60 años sin actualizarse y si bien es 100 % fiable, su eficacia no es de las más altas.

Y llegados a este punto, «lo peor está por llegar», señala el jefe de Virología de Son Espases, Jordi Reina, quien recuerda que «todas las patologías respiratorias excepto el coronavirus empiezan con los niños, son los primeros que se infectan y los grandes transmisores que después lo transmitirán a los padres y abuelos».

Tras las fiestas navideñas donde las reuniones sociales han propiciado la propagación del virus llega la siguiente prueba de fuego, el regreso a las aulas. En estos momentos los niños de menos de 4 años son los más contagiados, seguidos de la franja de 5 a 15. A partir de ahí sólo queda crecer hacia arriba y con los más vulnerables nos hemos topado. Así pues, si en estos momentos se complican las urgencias de los centros de salud es cuestión de días para que la repercusión se traslade a pacientes más serios, a la zona hospitalaria.

El doctor Reina recuerda que el año pasado el pico de la ola epidémica se dio en la primera quincena de febrero, por lo que: «nos quedan cuatro semanas de subir para arriba».

Llama la atención que desde la administración pública, de momento, apenas se haya actuado en consonancia. Se desconocen los planes de contingencia de los hospitales; se evita declarar la mascarilla de uso obligado en los centros sanitarios y la recomendación para la gran cita de mañana es la del sentido común: «no lleven a niños con fiebre al cole».