Las propinas caen hasta un 60 % desde la pandemia en Baleares.

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El uso de tarjeta y dispositivos móviles de pago va en aumento en los últimos años y los expertos sitúan a Baleares y Canarias como las comunidades que lideran la pérdida de efectivo. Aumenta especialmente el uso de tarjetas y dispositivos móviles entre los jóvenes (un 52% los usan en sus pagos diarios) mientras que los mayores de 54 años usan mayoritariamente el efectivo en su día a día (un 77 %).

El cambio de tendencia preocupa especialmente en la restauración y la hostelería, sectores en los que las propinas representaban un buen pellizco del sueldo. Alfonso Robledo, presidente de la Restauración Mallorca CAEB, asegura que las propinas han caído más de un 50 % desde la COVID-19, hasta un 60 % en algunos casos. Hay bancos que ya habilitan nuevas formas de pago para incluir la propina en el pago con datáfono pero los clientes que optan por esta opción son minoría.

«Las propinas han bajado muchísimo y se ha convertido en un problemón para el personal. La propina era muy importante para los camareros y, aunque los turistas aún llevan algo de dinero en efectivo, los residentes no suelen llevar nada», dice Robledo. El presidente de los restauradores confirma que aunque hay restaurantes que dan la opción de hacer dos tiquets (de consumición y propina) y hay datáfonos que permiten pagar propina, la recaudación está en caída libre.

«La propina representa mucho en nuestro sector y está desapareciendo. Antes marcaba la diferencia de la gente a la hora de buscar trabajo. Muchos preferían los restaurantes a los hoteles precisamente por eso. Dependiendo del restaurante, un camarero puede llegar a cobrar más de propina que de sueldo. En Portals incluso hay un restaurante que tiene una caja fuerte solo para las propinas», añade.

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El presidente de los restauradores avisa de que además «al camarero profesional le gusta salir a comer o cenar entre semana, es un buen cliente y al reducir los ingresos por propinas está saliendo menos a comer o cenar y eso o estamos notando».

Ante la creciente preocupación por el desplazamiento de los pagos en efectivo desde la pandemia de la COVID-19, el Banco de España realizó por primera vez en 2022 un estudio en profundidad sobre el fenómeno. Lo repite anualmente desde entonces. Su objetivo es medir los cambios de tendencia en los sistemas de pago por la COVID-19 pero también como consecuencia de la despoblación rural y las políticas empresariales de los grandes bancos dado que se han cerrado muchas sucursales y cajeros en los últimos dos años.

La encuesta, que se estrenó en 2022 y se ha repetido este 2023 se basa en 1.600 entrevistas. De ellas 1.350 viven en poblaciones con un banco estable mientras que 250 residen en poblaciones sin banco estable. Las conclusiones no dejan lugar a dudas. Aunque el efectivo sigue siendo mayoritario (6 de cada 10 encuestados dicen haberlo utilizado para pagar en el último día) pierde terreno progresivamente y está siendo sustituido por otros medios de pago, no solo las tarjetas de crédito sino también dispositivos móviles como el teléfono o el reloj. La edad y los estudios son determinantes a la hora de analizar las conductas.

El 65 % de los encuestados dicen utilizar a diario dinero el efectivo en sus compras (un 1 % menos que en 2022), un 32 % dice que utiliza su tarjeta de crédito a diario y un 10 por ciento paga con el móvil en su día a día. El uso del móvil como sistema de pago sube un 3% en el último año.