Xavier Torrens, durante el encuentro con 'Ultima Hora'. | Jaume Morey

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Xavier Torrens (Barcelona, 1977) es el presidente de la Xarxa per la Inclusió social EAPN Balears. Es licenciado en Derecho y especialista en gestión de entidades no lucrativas y en liderazgo de innovación social. Afronta cada año el informe de pobreza. Las cifras que se dieron el pasado viernes, con datos de 2022, muestran una paradoja: mejora la renta, la ocupación y los datos económicos en general. Pero los resultados de pobreza son (casi) iguales que hace dos años. El precio de la vivienda y la inflación han afectado mucho a la población. Y por primera vez las dificultades llegan a sectores como el sanitario o educativo.

¿Qué entendemos hoy por pobreza?
—Entendemos hoy la pobreza cuando hay varias situaciones de privación material. Para entender esto de una manera gráfica, es cuando, de forma constante o cotidiana, tenemos que escoger. Escoger entre llenar la nevera o pagar una factura; pagar la extraescolar de un hijo o el cine; hacer frente al alquiler o bien a un viaje. Es decir, el tener que escoger entre una cosa u otra mientras otras personas no se encuentran en esta situación.

La pobreza tiene cara de persona trabajadora. ¿Cuáles han sido los motivos de este cambio de tendencia?
—Los motivos son de ámbito económico. Los sueldos en esta comunidad no han subido de la misma manera que sí lo ha hecho el coste de la vida. Por lo tanto, si no se sube todo en proporción, nos costará más vivir porque afrontaremos más gastos y, por ende, dispondremos de menos renta. Por otra parte, este cambio de tendencia también viene motivado porque se ha disparado de manera exponencial el gasto de la vivienda (alquiler y las facturas). Finalmente, cabe recordar que, aunque los datos de ocupación son positivos, cada vez es más precaria la oferta. Por ejemplo, las generaciones que nos han precedido tuvieron contratos de esos de «para toda la vida». Ahora son trabajos de temporada o bien parciales con cierta precariedad que perjudica, sin duda, a las personas. No hay que olvidar que la inflación también afecta, así como la crisis energética.

¿Cómo se entiende que los datos sean buenos pero no disminuyen los trabajadores pobres?
—Es la gran paradoja. Fíjate que desde 2021, los márgenes empresariales han crecido un 60 % pero los salarios solo un 4 %. Y cuando hablamos de márgenes, hablamos de ingresos menos gastos. Aquí tienes la respuesta.

En el último informe de la pobreza destacaron que una de cada dos personas tiene dificultades para llegar a final de mes.
—De hecho, es el mismo titular que dijimos hace dos años. No es nuevo y por eso es lo más llamativo de este último informe. Los datos de pobreza son ligeramente mejores que hace dos años, un punto por encima. Está claro que la pandemia afectó en todos los sentidos, y ahora nos encontramos con que los datos de riqueza se han recuperado como también ha mejorado la ocupación. Pero no mejora la pobreza.

¿Y qué ha fallado?
— Me acuerdo de que, tras la crisis del 2008-2010, los expertos decían que las Islas habían crecido como nunca, económicamente, pero no habían mejorado ni un punto las desigualdades. La situación que nos pasa hoy es la misma pero con la diferencia de que medidas como el escudo social han amortiguado el impacto de la crisis de la pandemia. De hecho, durante la presentación del informe explicamos que, sin esta medida de transferencia pública, los datos de pobreza hubieran sido mucho más grandes.

Balears es la comunidad donde más crece el precio de la vivienda. ¿Faltan medidas para revertir la problemática?
—La primera batería de propuestas coincide cuando la vivienda es objeto de debate. ¿Por qué es objeto de debate? Porque la dificultad de acceso ha llegado a sectores como la docencia, el sanitario y Cuerpos y Fuerzas del Estado: gremios con rentas por encima del umbral de pobreza pero con las mismas dificultades para conseguir una vivienda que otros colectivos. No bastan una o dos medidas. Debe haber una combinación de propuestas a corto, media y largo plazo. Es necesario construir viviendas pero, mientras tanto, medidas o propuestas sociales. Para ello se necesita un consenso de todos.