Antoni Amengual fue elegido Síndic de Greuges de la Universitat el pasado mayo y desde entonces se ha ocupado de 79 casos. | Jaume Morey

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La mayor parte de los casos gestionados por el Sindicatura de Greuges de la Universitat de les Illes Balears (UIB) se refirieron, en el período comprendido entre el 1 de julio de 2022 y el 30 de junio de 2023, a las evaluaciones académicas, con 45 de un total de 165, lo que representa el 27 %. Por número de casos, las siguientes temáticas tratadas por la Sindicatura fueron las referidas a postgrados, doctorados y formación continua, con 24, y las relaciones laborales e interpersonales, con 23.

Así lo ha explicado este lunes Antoni Amengual, elegido Síndic de Greuges el pasado mes de mayo, quien, desde entonces, ya se ha ocupado de 79 casos. Amengual, como docente, procede del Departament de Física.

La Sindicatura de Greuges de la UIB es el órgano encargado de defender y proteger los derechos y los intereses legítimos de los miembros de la comunidad universitaria: alumnos, profesorado y personal de administración y servicios.

Amengual señala que «evidentemente, desde la Sindicatura se tiene una visión distinta y más directa de las situaciones problemáticas y conflictivas que pueden darse en la UIB, pero ofrece la posibilidad de ayudar a las personas y encontrar soluciones. La cuestión clave es que la UIB ha crecido considerablemente en los últimos años y de muchas maneras distintas, todas ellas positivas».

Según los datos del período referido, el 65 % (casi dos de cada tres) de los casos tratados se integra en la tipología de consultas. A mucha distancia, y por este orden, se encuentran los registros de hechos, la mediación, la intervención y las quejas. Éstas últimas únicamente representan el 1,8 %. El dato apuntado anteriormente de las evaluaciones académicas como temática de mayor importancia se corresponde con la cronología del curso. Veintinueve casos se iniciaron en junio y veinte en julio, coincidiendo con períodos de evaluación.

Para Amengual,»en las facultades debería haber mecanismos para solucionar problemáticas de evaluaciones y contenidos, por poner unos ejemplos. No digo que no puedan llegar a la Sindicatura, pero con los mecanismos propios de las facultades debería ser suficiente en ciertas situaciones».

La Sindicatura no gestiona quejas o denuncias anónimas, pero sí garantiza el anonimato y la confidencialidad de quienes las presentan, aunque, precisa Amengual, «en algunos casos es imposible, pues el tratamiento de éstos interpela a otras personas que pueden deducir quién ha presentado la denuncia o queja inicial. De cualquier manera, la Sindicatura debe actuar de un modo justo, ético y rápido. Si se tarda mucho en la resolución, ésta ya no sería tan justa. Y hay que tener en cuenta que hay casos que dependen de plazos ya establecidos y hay que ajustarse a ellos».

Amengual es consciente de que «puede haber un desconocimiento general de la existencia de la figura del Síndic de Greuges, para lo que se pondrán en marcha iniciativas de difusión, especialmente en redes sociales, y también puede haber quién desconfíe de su capacidad de resolución. Igualmente, es posible que la información sobre una resolución pueda crear un efecto sobre otras personas que con anterioridad no se habrían dirigido a la Sindicatura y, al tener noticias sobre su funcionamiento, deciden hacerlo».

Finalmente, Antoni Amengual considera que la creación de un Servei d’Inspecció, propuesto por el Consell Social de la UIB, no tendría problemas de solapamiento con la Sindicatura, «pues pueden distinguirse perfectamente sus competencias y funcionamientos. Sin embargo, sí podría haber coincidencias con la Comissió de Convivència, pendiente de creación. En cualquier caso, la persona interesada o afectada tendría la opción de elegir entre un órgano u otro».