Margalida Solivellas, hace unos días con su libro entre las manos. | Mique Angel Cañellas

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Margalida Solivellas (Selva, 1957) se jubiló hace un año tras haber sido durante 36 la cara y voz de TV3 en Balears. Se jubiló como cuentan que se jubilan quienes se dedican al periodismo: un poco a medias. Y eso explica que, un año después, haya publicado Illes escapçades. Cròniques aïllades (La Campana, 2023), que se presentó el martes en Barcelona, el sábado en Ciutadella y la semana próxima en Mallorca.

El título, explica, tiene que ver con el juego de las cartas, con el hecho de cortar la baraja y repartir para empezar el juego. «Las Islas han sido un poco como un tablero de juego y lo que yo hago es contar lo que he visto, desde una mirada más tranquila y sosegada, de las que no nos permite el día a día», indica su autora entre presentación y presentación para recordar que le propusieron dar su visión de estos años el mismo día que publicó un mensaje en Twitter (ahora X) contando que se jubilaba.
Acostumbrada a contar la realidad en piezas de minuto y medio, Solivellas ha conseguido en 281 páginas encajar un puzzle de otras aparentemente dispersas pero que hallan un punto de unión y que, a veces, viene a ser como abrir muñecas rusas. Aunque su relato, que va de 1983 a la actualidad, no es cronológico, da una visión de conjunto.

El libro empieza con las largas esperas de periodistas en Marivent y eso le da pie a otear la relación de la Familia Real, y sobre todo del hoy rey emérito, con Mallorca. Aborda, claro, ese eterno debate sobre si los medios miraron a otro lado para no contar las idas y venidas de Juan Carlos I y no oculta que callar era uno de los peajes para seguir acudiendo a Marivent. Aborda luego la ampliación del aeropuerto y relata momentos claves de la historia de la autonomía, de los grandes temas pendientes y, también, lo que ha supuesto la corrupción. Hay un capítulo que empieza nombrando todos los casos y otro en el que, citando una información de Ultima Hora, cuenta como Jaume Matas y Maria Antònia Munar pusieron por escrito cómo iban a repartirse el territorio de Mallorca como si estuvieran ante un tablero de juego. La mayoría de proyectos adquirieron con el tiempo el rango de ‘caso’.

«¿Si cuento algo inédito nunca contado. La verdad es que cuando hay más de dos personas que saben algo es difícil decir que algo es inédito. Siempre hay alguien que puede decir que lo ha contado antes o que lo sabía», señala con una sinceridad que parece alejarla de un tipo de periodista que siempre presume de haber informado antes de cualquier historia.

Es un libro de periodista pero no es un lamento ni el eterno llanto sobre lo mal que está todo esto. Solivellas, tanto en su libro como en la conversación con este periódico muestra su acuerdo con la respuesta que dio Iñaki Gabilondo cuando le preguntaron cómo esta la profesión: «Son las empresas las que están mal, las nuevas generaciones de periodistas están mejor preparadas que nunca».

‘Iles escapçades’ llega hasta los días de hoy, marcados por el relevo en el Govern y con dos asuntos que renacen sin que nunca se hayan terminado de ir: la lengua y la protección territorial.