Manuela García, consellera de Salut, durante la entrevista. | Jaume Morey

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Manuela García está al frente de una de las conselleries más importantes y sensibles para el Govern de Marga Prohens. Con ella hablamos de uno de los temas más espinosos que afrontará esta legislatura, el requisito lingüístico en la sanidad, la salud del sistema sanitario y los retos de futuro, que no son pocos.

Desde el principio planteó que atraer médicos y enfermeros era su principal reto en esta legislatura. ¿Cuántos profesionales faltan en Baleares?
—El número exacto es difícil de saber. Lo primero es poder hacer un diagnóstico de la situación. Pero al llegar a esta conselleria nos hemos encontrado con que desde el año 2018 debería haber un registro de profesionales sanitarios autonómico, que en 2023 no está terminado. Por cierto, ya nos han avisado desde Madrid de que, si no lo tenemos, no habrá fondos para formación. Si no tienes un número adecuado de las cifras y de la situación global de la Comunitat es difícil tomar decisiones. Trabajamos para tenerlo a finales de septiembre.

Los anteriores gestores del IB-Salut pronosticaron que la falta de médicos se agudizará en la próxima década y señalaban en rojo el año 2025, cuando está previsto que se jubilen casi 500 médicos en un solo año. ¿Tienen un plan para abordarlo?
—Nos vamos a enfrentar a un envejecimiento progresivo de la ciudadanía de Balears con más población mayor de 80 años. Contamos con una doble y triple insularidad que dificulta la formación, la investigación y una serie de elementos que complican la carrera profesional de los sanitarios. A esto hay que sumarle una situación de envejecimiento del colectivo sanitario y un déficit de ciertas especialidades, como la medicina familiar y comunitaria, la medicina interna o la traumatología. Cada gerente valora ahora en su servicio las plazas que tiene otorgadas, las que tiene ocupadas realmente, el índice de ocupación, etcétera. Luego veremos cómo actuar.

Una de las primeras medidas ha sido eliminar el requisito del catalán. ¿Por qué exigir que los profesionales conozcan la lengua propia es ‘excluyente’?
—Debo incidir en que hemos puesto en marcha un paquete de medidas, como regular las zonas de difícil cobertura, diseñar zonas de muy difícil cobertura y, claro, eliminar el requisito lingüístico, no así el mérito, que continúa. Nuestra intención es atraer profesionales sanitarios a nuestras Islas ofreciendo una retribución económica suplementaria adecuada para hacer más atractivo el destino, aumentar el peso del valor tanto para las oposiciones como para la carrera profesional el haber trabajado en puestos de difícil cobertura. También se potenciará la formación online y se facilitará que los profesionales la reciban.

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¿Sin ese requisito Balears es un destino más atractivo?
—En el BOIB de marzo de 2023 se excluyeron 11 categorías médicas y una de salud de mental de enfermería. Ya se venía haciendo antes. No nos llevemos las manos a la cabeza. La prueba de que el catalán es disuasorio y excluyente es que el anterior Govern ya lo eliminó como requisito de las categorías más deficitarias. La idea es promocionar y potenciar el catalán de una manera amable, atrayendo al personal primero.

¿Alguna vez ha tenido que pedir a algún paciente que cambie de lengua?
—Nunca he tenido que pedir a un paciente que cambie de lengua, rotundamente no.

¿Cómo van a garantizar los derechos lingüísticos de los pacientes?
—Promocionando y potenciando que los cursos de catalán puedan llegar a todos los profesionales sanitarios y para eso queremos hacerlos desde la propia conselleria, haciéndolos accesibles a cuantos quieran cursarlos.

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Si los cursos de catalán van a ser voluntarios, ¿a cuántos profesionales esperan llegar?
—A todos. La idea es que los cursos no se realicen fuera del horario laboral; si no se puede evitar, evidentemente tendrán una compensación horaria.

Si el porcentaje de participación es bajo, ¿se plantearán hacerlos obligatorios?
—No hemos llegado a ese planteamiento. Estamos trabajando en el contenido, horarios… es un proyecto a largo plazo.

Las plazas en las zonas de muy difícil cobertura conllevarán complementos de hasta 20.000 euros anuales. ¿Tiene presupuesto el IB-Salut para asumir esos pluses?
—Si se han puesto en un decreto ley, por supuesto. Y debo recordar que es un compromiso del Govern. Tendrán un presupuesto adecuado.

¿En qué plazo esperan normalizar las plantillas, por ejemplo, de oncología en Eivissa?
—No tengo una bolita mágica. Vamos a darnos de plazo 3 ó 4 meses, hasta el mes de enero, para ver cómo se implementan estas medidas

Lleva un mes en el cargo, después de 8 años de Gobierno del Pacte, y con una pandemia de por medio, ¿en qué situación se ha encontrado la sanidad balear?
—Hay un ralentí postpandemia que hay que superar. Hace falta una gestión más innovadora en determinados aspectos, como la transformación digital, que está a años de luz de lo esperado, sobre todo con los fondos europeos que han llegado. Y hay que modificar el concepto de la Agencia Balear de Salud Pública, que debería adelantarse a las pandemias y crear salud. Ahora no lo hace.

Han anunciado una auditoría al IB-Salut, ¿qué esperan encontrar?
—La sensación es que con un presupuesto muy alto no se han obtenido los resultados esperados. Hay que ver cómo funciona todo. Por ejemplo, ver el funcionamiento de las ambulancias desde que las gestiona el IB-Salut. Hay déficits de gestión. No sé lo que encontraremos.

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¿Está en disposición de asegurar que el presupuesto de Salut para el próximo año no se va reducir respecto al actual?
—Es otra promesa electoral. No hemos dejado de repetirlo. Los presupuestos de 2024 no están hechos. Yo estoy tranquila y confiada en que no habrá recortes.