La inflación y el impacto de los costes energéticos ha disparado el precio de los productos de consumo en toda la cadena de valor turística, así como para los residentes. | R.E.

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Balears se ha convertido en un destino turístico caro no solo para los visitantes, sino también para los propios residentes por el encarecimiento de los productos y mercancías que llegan de la Península, el impacto de la inflación y la variación al alza de los costes energéticos.

Este cúmulo de circunstancias es lo que ha provocado que Mallorca y resto de islas estén perdiendo competitividad frente al resto de destinos turísticos del Mediterráneo, como así se ha puesto de manifiesto este verano con la caída de más de un 10 % del turismo español.

El propio presidente de Baleària, Adolfo Utor, señalaba tras ser recibido en audiencia el pasado jueves por la presidenta Marga Prohens, que Mallorca se ha convertido en un destino de lujo «por lo que los turistas buscan destinos alternativos, pero el problema está con el turismo español que este verano cae más de dos dígitos por la evolución de los precios en las Islas».

Empresarios turísticos de Mallorca y Menorca, según PIME Balears, confirman que esta temporada de verano «los turistas que llegan a las Islas han visto mermado su poder adquisitivo, tras las encuestas realizadas en agroturismos, hoteles viviendas de alquiler turístico, empresas náuticas y rent a car».

El problema de fondo es que desde 2021 los productos y mercancías que llegan desde la Península están teniendo un proceso inflacionista que repercute en la cadena de consumo y en el bolsillo de residentes y turistas.