Carmen Calles, doctora del hospital de Son Espases.

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«Una persona con esclerosis múltiple puede llevar una vida normal, pero con limitaciones». Estas son las esperanzadoras palabras de la doctora de Son Espases, Carmen Calles. Esto es gracias a que en los últimos años se ha avanzado mucho, tanto en el diagnóstico como en el tratamiento. «La sintomatología hace sospechar el diagnóstico, que se confirma con la resonancia magnética, que permite visualizar las lesiones que aparecen en el cerebro y la médula espinal y que tienen una morfología y una distribución características de la enfermedad. Posteriormente, el diagnóstico se complementa con una punción lumbar para analizar el liquido-cefaloraquídeo y poder detectar la inflamación que se produce en el sistema nervioso central». En este punto, defiende que «es importante realizar un diagnóstico precoz que nos permita plantear un tratamiento modificador del curso de la enfermedad de forma temprana, que va a permitir mejorar el pronóstico a largo plazo de los pacientes», destaca.

Respecto al tratamiento, insiste en que «el abordaje de la esclerosis múltiple tiene que ser integral por la variedad de síntomas que presenta y debe ser llevado a cabo por un equipo multidisciplinar, coordinado por el neurólogo, en el que van a intervenir numerosos profesionales: neuroradiólogos, neuro-oftalmólogos, urólogos, rehabilitadores y fisioterapeutas, psicólogos, psiquiatras, inmunólogos, preventivistas y personal de enfermería. El objetivo del tratamiento es prevenir la discapacidad que puede ocasionar la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes».

La doctora matiza que hay diversos aspectos a considerar en el tratamiento. Uno de ellos es el tratamiento de los brotes con fármacos que reduzcan la inflamación que se produce en el cerebro o en la médula. Además, hay tratamientos para modificar el curso evolutivo de la enfermedad con fármacos inmunomoduladores o inmunosupresores que actúan en el sistema inmunológico previniendo la aparición de nuevos brotes y mejorando la discapacidad que puede producir la enfermedad a largo plazo. «En los últimos años se han aprobado numerosos tratamientos que son de alta eficacia y permiten modificar el curso de la enfermedad y mejoran de forma significativa el pronóstico». A su modo de ver, «el tratamiento sintomático es fundamental para mejorar síntomas como la fatiga que puede provocar una importante discapacidad o las alteraciones del control de la orina, el trastorno de la marcha, etc. Otro aspecto muy relevante del tratamiento cuando los pacientes tienen una discapacidad motora es el tratamiento rehabilitador de mantenimiento que puede mejorar de forma significativa la calidad de vida del paciente».

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Futuro esperanzador

La doctora Calles se muestra esperanzada en los avances de la ciencia para mejorar la calidad de vida de los pacientes con esclerosis múltiple. «En la actualidad, la mayoría de los tratamientos modificadores actúan en el sistema inmune reduciendo la inflamación. El reto que tenemos es encontrar fármacos con efecto neuroprotector, ya que la enfermedad no afecta sólo a la mielina; también lo hace a las fibras nerviosas, que es lo que va a condicionar una mayor discapacidad del paciente. En este sentido, se están desarrollando investigaciones con numerosas moléculas para evaluar su efecto neuroprotector y los resultados preliminares de estas investigaciones son prometedores».

También destaca que «el panorama terapéutico es muy esperanzador porque en la actualidad hay numerosos ensayos clínicos en marcha con nuevos tratamientos. Además es importante resaltar que actualmente disponemos de fármacos eficaces que permiten controlar la enfermedad y ello junto al abordaje integral e individualizado llevado a cabo por equipos multidisciplinarios ha mejorado de forma significativa el pronóstico a largo plazo y la calidad de vida de los pacientes».

¿Cómo mejorar la calidad de vida de los pacientes?

La doctora defiende la importancia de «tener en cuenta la visión y la perspectiva del paciente. En muchos casos el diagnóstico de la enfermedad se realiza cuando éste se encuentra iniciando su proyecto vital con el consiguiente impacto en el ámbito laboral, familiar, relaciones de pareja. Por ello, los profesionales sanitarios no sólo tenemos que centrarnos en la atención médica, sino en promover que el resto de necesidades socio-sanitarias o emocionales de los pacientes estén cubiertas». En este punto pone en valor «la importante labor que realizan las asociaciones de pacientes asesorando y ofreciendo a los pacientes muchos recursos que complementan la atención médica ofrecida en los centros sanitarios como es el apoyo psicológico al paciente y a la familia, la rehabilitación de mantenimiento, rehabilitación cognitiva, asesoramiento en temas laborales. La Asociación Balear de Esclerosis Múltiple ABDEM realiza un trabajo fundamental».