Umagen de la última feria náutica internacional de Palma, que promocionó nuevos modelos de navegación sostenible. | T. AYUGA

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El sector náutico de Baleares ha tendido la mano al nuevo Govern de Marga Prohens para una colaboración que, entre otras cosas, permita dar cauce a los consensos alcanzados antes del 28-M. Una de sus principales reivindicaciones es la de atemperar las exigencias del anterior Ejecutivo y retrasar los plazos para la electrificación del parque de embarcaciones de recreo que se venían manejando desde la conselleria de Juan Pedro Yllanes.

La Asociacion de Empresas Naúticas de Baleares (AENIB) ha hecho públicas una serie de peticiones y propuestas en la que destaca su reafirmación en la «imposibilidad» de cumplir con el proceso de electrificación apuntado en el borrador de modificación de la ley balear de cambio climático y transición energética, el cual obligaba a tener electrificada toda la flota de alquiler para 2030 o prohibir los amarres a barcos con combustibles fósiles en ese mismo año. Dicho borrador no llegó a cuajar por las críticas del sector, que en cualquier caso ya advierte de que asumir retos tan ambiciosos en tan corto plazo.

«Era una medida de carácter electoralista para la cual la industria no está aún preparada», critica Jaume Vaquer, presidente de AENIB. A pesar de que los nuevos modelos de navegación sostenible era el gran leitmotiv de la última feria náutica de Palma, las posibilidades actuales de la industria para abordar una transformación completa en pocos años se antoja inviable. «El mercado de embarcaciones de recreo no ha avanzado al mismo ritmo de electrificación que el de la automoción», señala Vaquer para añadir que «pasará un par de décadas antes de que los talleres estén más centrados en la parte eléctrica que en la mecánica».

Desde la Asociación Patronal de Empresarios de Actividades Marítimas (APEAM), el presidente de la Comisión de Chárter Náutico, José María Jiménez, señala que «no solo es imposible», sino que las propias compañías de seguros directamente miran con recelo aquellas embarcaciones con componentes no contaminantes como las baterías de litio. «No quieren saber nada de ellas por el riesgo de incendio que conllevan: nos cancelan los seguros», asevera para afirmar que «esta tecnología no está lista para implementarse de manera generalizada en las embarcaciones y los puertos; un plazo de siete u ocho años como el que planteaban era inasumible».

Asimismo, Jiménez reivindica que las empresas del sector son «las primeras interesadas en la conservación medioambiental» de las Islas, ya que es precisamente lo que permite que puedan desarrollar su negocio. «Estamos en contacto permanente con los astilleros y les presionamos para que la actividad sea más eficiente y sostenible. Yo mismo tengo un coche eléctrico y estoy a favor de una limitación en el número de barcos porque hay demasiados y no cabemos todos», defiende para matizar que en todo caso, en el archipiélago balear «por lo menos partimos con una ventaja» en cuanto a las emisiones de las embarcaciones de recreo: «menos de un 20 % de nuestra flota son barcos a motor, la inmensa mayoría son veleros».

Por otro lado, desde AENIB se declaran «esperanzados» con las iniciativas que el PP prometió en campaña, como la creación de la Conselleria del Mar -para la que ya se ha confirmado como responsable al menorquín Juan Manuel Lafuente-, promocionar los campos de boyas ecológicas, incrementar las rampas de varada, reclamar la revisión del impuesto de matriculación, fomentar la formación profesional náutica o implementar un plan de marinas secas para paliar la falta de amarres. Así, la patronal señala que confía en un «cambio de paradigma» en el que se trate al sector «de tú a tú».