Imagen de archivo de profesionales sanitarias en la UCI COVID de Son Llàtzer. | M. À. Cañellas - miquel a. cañellas

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El Sindicato de Enfermería calcula que más de 200 profesionales se han trasladado de Baleares a otras comunidades desde que empezó la pandemia y hay pleno empleo en este sector. Es más «hace unos años que apenas hay equilibrio», advierte el secretario general del SATSE, Jorge Tera, quien explica que apenas hay afiliaciones de enfermeras procedentes de fuera.

El cálculo es simbólico pues se intuye que son muchas más. El Sindicato de Enfermería es el mayoritario entre este gremio pero no todas las profesionales están afiliadas a él. Es decir, que las más de 200 enfermeras que han solicitado el traslado son sólo las que cuenta el SATSE desde su base de datos, que representa el 40 % de las alrededor de 7.000 profesionales que hay en Balears.

Por su parte, el Col·legi d’Infermeres desconoce, del cómputo total de bajas que ha habido, cuántas son en concepto de traslado, así que sólo es fácil augurar que serían muchas más.
«No hay enfermeras en el país, o hay pocas, y no se fomenta el empleo estable o de larga duración, se han ofrecido contratos muy cutres, incluso recientemente», lamenta Tera, quien explica que las profesionales prefieren volver a sus comunidades de origen donde o bien tendrán un contrato mejor, o el nivel de vida no será tan alto como en las Islas. «Una enfermera recién graduada, sin trienios, ni carreras, ni pluses de nocturnidad cobra 1.600 euros lo que la condena a compartir piso», añade el secretario general.

Jorge Tera cree que no existe una solución rápida a este desajuste entre las enfermeras que llegan y las que piden el traslado y se van, sin embargo cree que hay que incentivar mejor para captar trabajadoras de fuera.

Hasta antes de la pandemia, en verano se ofrecían contratos estivales que eran un reclamo para las enfermeras de otras comunidades. Venían a las Islas, puntuaban y volvían a su lugar de origen pero este sistema ha quedado obsoleto desde el pleno empleo del sector a raíz de la pandemia.
Tera destaca la importancia de haber ampliado las plazas en la Facultad de Enfermería de la UIB y de haber creado el nuevo grado también en el CESAG. Al fin y al cabo supondrán 85 graduadas nuevas cada año.

Lo que de momento se sabe es que la plantilla de enfermería del IB-Salut está cubierta (como se recordará no se consideró una categoría deficitaria a la hora de quedar exenta de acreditar el conocimiento del catalán). Sin embargo, «no hay margen para cubrir los periodos vacacionales y hay que tener en cuenta las necesidades que se generarán de una población que envejece», añade el experto, quien cree que incentivar el empleo estable y mejorar las retribuciones son los factores clave.

De momento, muchas de las enfermeras que trabajan en la sanidad pública optan por completar su salario haciendo guardias o turnos extra en la privada sin embargo en este sector la remuneración es más baja.