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Martí March, el único conseller balear de Educació que ha estado en el cargo durante dos legislaturas, dejará el puesto habiendo alcanzado la paz social tanto en la enseñanza pública como en la concertada.

Estos ocho años de estabilidad contrastan con el mandato de José Ramón Bauzá, que en solo cuatro años nombró a tres consellers de Educació y alimentó una marea verde que llenó las calles de las Islas con casi 100.000 personas en contra de sus políticas. Recordar este episodio después de tanto tiempo no es casual. Con la firma del segundo acuerdo marco, March cerró el círculo que inició el 30 de septiembre de 2015, cuando la presión de los docentes forzó el impulso y la firma del primer acuerdo, con el objetivo claro de revertir los recortes llevados a cabo por Bauzá.

Ciertamente, la comunidad educativa ha sido más benevolente con la gestión socialista por ser más afín y porque tras las movilizaciones contra la Administración de los ‘populares’ el colectivo quedó aletargado. El pollençí, que tras dejar el Govern aspirará a la alcaldía de su pueblo, puede presumir de irse a casa con los deberes hechos.

Los sindicatos critican que el acto de este jueves haya llegado tan tarde, pero cabe tener en cuenta que la legislatura empezó en junio de 2019 y que en marzo de 2020 explotó la pandemia de la COVID, lo que priorizó la gestión política hasta hace un año. March deja una plantilla histórica de profesores y sus condiciones mejoran con el acuerdo, pero esto no quita la necesidad de reducir el número de alumnos por aula, aumentar las plazas públicas, reducir la segregación y equiparar retributivamente a la concertada.