Con este acto, convocado por el Consell de Mallorca y en el participaron unas 500 personas entre voluntarios y público, se simboliza el deseo de dar voz «a todas aquellas personas que ponen en riesgo sus vidas huyendo de la desesperación, la violencia y la injusticia». La de este sábado fue la séptima edición y contó con 78 puntos de encendido por toda Mallorca, 20 más que el año pasado. Además, hubo puntos en el resto de las Illes Balears, en Catalunya, Comunitat Valenciana, Murcia y Andalucía. Con todo, en la franja mediterránea peninsular se encendieron una treintena de elementos patrimoniales, además de algunos en el Líbano, en Marruecos y en Túnez, según se informó desde el Consell.
Se trata de una iniciativa nacida en Mallorca a cargo del IES Marratxí y la Societat Balear de Matemàtiques, y que, con el apoyo del Consell, se ha exportado a cada vez más rincones de nuestro mar. La Direcció Insular de Patrimoni se adhirió a partir de la segunda edición del proyecto solidario, en 2018, y desde entonces lo lidera la colaboración de Amnistía Internacional, el IES de Marratxí y el Fons Mallorquí de Solidaritat y Cooperació, además del Servicio de Emergencias 112 y los ayuntamientos que se han sumado. Este año se han adherido a esta iniciativa cerca de 70 entidades.
El mensaje es la acogida, la paz y la reivindicación del patrimonio histórico, «ideas con las cuales queremos que nos identifiquen cuando nos miran desde fuera y es la manera de hermanarnos con tierras y gente que defienden un mensaje parecido», explicó la vicepresidenta primera del Consell, Bel Busquets.
Entre los elementos patrimoniales de la Isla de Mallorca que participaron en esta cita solidaria se encuentran, por ejemplo, el Faro de Na Pòpia, la Torre de Can Palou, el Castell del Rei, la Atalaya d’Alcúdia, la Fortalesa de Portopetro, la Torre del Cap Enderrocat, el Castell de Bellver, el campanario de la Seu de Mallorca, el Castell d’Alaró, el campanario de Lluc, el campanario de Sineu, el talayots des Racons, El Calvari de Pollença, el Puig de Galatzó, la atalaya de Son Jaumell, el Molí de Santa Ponça, la Ermita de Sant Honotat o el Museu Marítim de Mallorca.
10 comentarios
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Menos humo y bengalas ( que por lo visto no contaminan) y más ayudas a quienes las necesitan, voluntariado para las personas mayores dependientes y familias vulnerables. La historia de éstas Torres no tiene nada que ver con lo que ahora se representa. Torres de DEFENSA para avisar de los ataques que venían del mar.
Quasimodo.Es que ahora les damos pisos , el mundo al reves
Venga collonades
Lo que hay que reivindicar con bengalas y humo es que tengamos una mayor financiación, una mejor sanidad, más cultura y educación y sobre todo un mejor sueldo para miles y miles de personas que les cuesta llegar a fin de mes, una mejor política de vivienda, que nuestros jóvenes puedan acceder a la compra …. en fin…. tantas y tantas cosas menos vender humo que paganos entre todos para nada
NO CUELA. El inicio de esta pantomima eran los DERECHOS LAGRIMOSOS DE LOS INDEPES CATALANES.
Y sa Torre Picada des Port de Soller, de ses primeres que participan
De tots aquests que organitzen això no en veig cap que vulguin acollir amb el seu sou y patrimoni tots el que arriben amb pastera cada setmana
Resulta curioso que esas torres de vigilancia que se erigieron para prevenir la llegada de piratas moros, ahora están en un estado lamentable, ya que lo con lo que nos cuestan los descendientes de los que antes nos invadían no hay dinero para repararlas.
¿Y los derechos humanos de las poblaciones autoctonas, aborigenes europeas y nativos no existen ante la invasión y asalto de sus fronteras? ¿Que recuerdo les queda a estos de sus antepasados y el motivo por el que se construyeron las torres de defensa costeras? Ignonimia, entreguismo e infidelidad a unos antepasados que no merecen.
Yo creo que el derecho que tenemos los humanos es el de vivir, todos los demás derechos no tienen nada que ver con la humanidad