Vista aérea de la zona turística de Calvià. | Alejandro Sepúlveda

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Alejandro Jara entrevista estos días a jóvenes que han sido ‘reclutados’ en Irlanda para ofrecerles la posibilidad de trabajar el próximo verano en alguno de los siete establecimientos que el empresario posee en Magaluf. El impacto del Brexit, pero especialmente los problemas para encontrar mano de obra en Mallorca, han llevado a Jara y a otros propietarios de negocios turísticos a buscar fuera lo que no encuentran en casa. Dice él que algunos hoteleros están ya sondeando el mercado laboral de la República Checa o de Eslovaquia para llenar un vacío que no parecen dispuestos a cubrir los trabajadores de la Isla, pero tampoco quienes hasta la pandemia veían en Balears el lugar ideal para hacer caja durante la temporada turística.

No vuelven

Cuenta el presidente de los hoteleros de Peguera, Toni Mayol, que el paréntesis que ha supuesto el coronavirus ha obligado a muchos peninsulares a buscar acomodo en sectores ajenos al turismo y ahora no están dispuestos a cambiar de aires por un sueldo similar al que puedan ganar en sus lugares de origen.

Desde el Instituto de Formación Ocupacional de Calvià –IFOC– su gerente, Darío Espallargas, confirma que también muchos mallorquines han abandonado hoteles y restaurantes para empezar nuevas etapas laborales en otros sectores, especialmente como trabajadores de grandes cadenas comerciales o bien en la construcción.

«La crisis de la COVID les ha empujado a buscar otros empleos y se han encontrado con una estabilidad a la que no van a renunciar por sueldos no mucho más altos», subraya Espallargas. Pero los problemas que encuentran hoy restauradores y hoteleros para completar sus plantillas pueden ser solo la punta del iceberg. En este sentido, Toni Mayol se pregunta qué ocurrirá durante los meses más fuertes del verano, si en pleno mes de marzo ya cuesta completar los equipos en todas las áreas, especialmente en las que requieren algo más de cualificación, como recepcionistas o cocineros.

MENORCA - Las fuertes lluvias dejan hasta seis días sin teléfono algunas urbanizaciones de la Isla.
Los hoteleros buscan recepcionistas con idiomas y habilidades digitales.

En subasta

Conscientes de la fuerza negociadora que han adquirido en un panorama de sobreoferta laboral, muchos de los candidatos aprovechan la coyuntura para exigir mejoras drásticas. Toni Mayol explica cómo algunos candidatos solo admiten ya puestos de trabajo que sean en horario continuo o bien que les permitan librar el fin de semana, algo «imposible de satisfacer» en un negocio, el hotelero, abierto 24/7. Alejandro Jara admite por su parte la legitimidad de las reclamaciones económicas, aunque advierte al mismo tiempo que «los sueldos se tienen que poder pagar».

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Tal es la situación, que los negocios de las zonas turísticas se ’roban’ los trabajadores los unos a los otros. Lo corrobora Toni Mayol, explicando cómo a algunos empleados se les atribuye una categoría laboral superior a la real con tal de poder retenerlos. Y en los bares de copas de Magaluf, desde los camareros hasta los relaciones públicas, también los pinchadiscos, se subastan al mejor postor entre los candidatos a contratarlos hasta lograr, dice Jara, sueldos que llegan a duplicar el salario habitual para su capacidad y formación.

Sin plantilla

La carencia de mano de obra es tan aguda que este fin de semana abrían sus puertas algunos hoteles sin haber podido completar sus plantillas, ya de por sí reducidas a estas alturas de la temporada. Es el caso del Pirates Village, que a 24 horas de arrancar no había conseguido todavía dar con un perfil de conserje de noche. Su propietario –además de presidente de la Asociación hotelera de Santa Ponça–, Christian Roses, apunta a los ERTEs como posibles causantes, al menos en parte, de esta escasez de demanda laboral.

«Muchos beneficiarios han preferido apurar la ayuda hasta el último día», señala Roses, quien confía en que, a partir de ya mismo, desde el 1 de abril, se pueda revertir la situación. Alejandro Jara cree que parte de la culpa la tiene también la economía sumergida «y libre de impuestos», mientras Toni Mayol mira a lo sucedido en Ibiza antes de la pandemia como ejemplo de lo que no debe ocurrir en Mallorca. «Apenas hay viviendas disponibles y el coste de la vida está muy alto para que a los trabajadores de la Península les compense desplazarse a las Islas», resume el propietario de Morlans Garden, que no tiene sobre su mesa apenas ningún currículum del que echar mano.

Más oferta que en 2019

En este contexto casi de angustia para el sector empresarial, agencias de formación y ocupación como PalmaActiva o el IFOC echan humo estas semanas para dar respuesta a la incesante oferta laboral, que cifra Darío Espallargas en más de medio millar de puestos de trabajo solo para la zona de Calvià. El proceso de selección de siete grandes compañías más las necesidades coyunturales de otras muchas pequeñas empresas han generado un volumen de oferta que supera de largo a la demanda existente. No solo porque venga menos gente desde otras provincias o muchos hayan renegado del sector servicios.

Darío Espallargas, gerente del IFOC de Calvià.

En el trasfondo sitúa también el gerente del IFOC la brecha digital, muy pronunciada en algunas capas de población, y que les impide acceder a puestos de trabajo cualificados. Y junto a ello, el eterno problema del idioma, que se hace insuperable en Peguera, donde el 99 % de la clientela es de origen germano. Toni Mayol asume de hecho que la barrera lingüística representa en su caso una dificultad añadida para encontrar trabajadores en esta zona de la Isla, a pesar de los cursos gratuitos que desde hace años ofrecen diversas entidades.

Con una demanda laboral a la baja y una oferta que, al menos en Calvià supera incluso la de 2019 por estas fechas, cree Darío Espallargas que hotelería y restauración «se han puesto tarde» a buscar trabajadores para cubrir la nueva temporada. Así, se ha formado la tormenta perfecta para un sector al que le faltan manos con las que atender al creciente número de turistas que en las próximas semanas llegarán a Balears.