El gran blanco, cuya denominación científica es Carcharodon carcharias, es una especie de escualo que se encuentra en las aguas cálidas y templadas de todos los mares. Se caracteriza por su cuerpo fusiforme y gran robustez. Tiene el morro corto y cónico y la boca ínfera (dirigida hacia abajo). Pueden superar los 6 metros, aunque su longitud más frecuente entre los ejemplares adultos es de unos 4 metros. Es una de las consideradas especies de paso en Balears.

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La 33 edición de la Semana del Tiburón (Shark Week) bajó el telón hasta el próximo año. Este acontecimiento televisivo es el evento de cable más longevo de la historia.

Incluido en la parrilla de Discovery Channel, la Shark Week trabaja con instituciones científicas y biólogos marinos siguiendo la pista de las especies que despiertan más morbo entre el público. Divulgación, noticias y curiosidades se mezclan con impactantes imágenes de estas fascinantes criaturas en unos contenidos que elevan al púlpito de las audiencias a los conservacionistas de los océanos.

Sin embargo, basta un vistazo para tomar conciencia que el enfoque de este evento, que ha lanzado a científicos de dudosa reputación, socava sus propios objetivos y credibilidad, promoviendo innecesariamente el miedo con títulos como Gran blanco: El asesino en serie o Sharkpocalypse. Y es que la Semana del Tiburón vuelca su discurso en una representación morbosa y negativa de los tiburones, en la que sobresale el capítulo de los ataques a bañistas.

Sus contenidos no arrojan la precisión ni fiabilidad deseada, para empezar porque son realizados por supuestos científicos que usan métodos atípicos que bordean el acoso a la vida animal. «Hay que ir con cuidado con este tipo de programas que se supone que están hechos por científicos contrastados, y luego cuando buscas información académica sobre ellos no encuentras nada», afirma Sergio Ramírez. Un mexicano enamorado de los tiburones que se desempeña en el Oceanogràfic de Baleares, integrado en un equipo que vela por la protección de las especies que nadan en nuestras costas.

Mandíbula de gran blanco capturado en Mallorca
La semana del tiburón en clave mallorquina.
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Sergio, que ha buceado con el tiburón de mayor envergadura –el tiburón ballena, de 20 metros de longitud–, lamenta que este tipo de contenidos atraigan el grueso de presupuestos de financiación. «El morbo vende», desliza con un punto de desencanto. Consciente de que la metodología científica no puede, a priori, competir en espectacularidad con los niveles que alcanzan programas que basan sus contenidos en el sensacionalismo, y que a menudo muestran al tiburón más como un peligro real que anecdótico para el hombre.

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La comunidad científica lleva décadas proclamando que el hombre no forma parte del menú del tiburón. Por mucho que sean «animales muy curiosos», lo cierto es que «no suelen acercarse al bañista, y si perciben que les han visto enseguida desaparecen. Por lo general, el tiburón suele tener más miedo de nosotros que al revés», afirma Ramírez.

Asimismo, cabe indicar que entre las especies que nadan en nuestras costas «no hay ninguna peligrosa, salvo quizá la tintorera, pero es muy improbable que un bañista tenga un encontronazo con ella». Otro caso significativo es el del marrajo o mako, el tiburón más rápido de los mares, que puede alcanzar los cincuenta kilómetros por hora y es, además, un consumado depredador. Aunque los ejemplares de esta especie pueden alcanzar los cuatro metros de longitud, «esto solo sucede en el Atlántico, en el Mediterráneo el marrajo mide entre metro y medio y dos metros, y no son tan agresivos. Además este es un tiburón que está de paso en Balears, no vive aquí por decirlo así, y tampoco suelen acercarse a la costa».

Si alguien se pregunta si el ‘gran blanco’ nada en nuestras aguas, la respuesta es afirmativa. «Es una especie de paso que sigue a los grandes cardúmenes de atún en su ruta migratoria, pasan por la zona de Pollença pero en aguas profundas muy alejadas de la costa».