Andrea Capó,

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Mas de cien embarazadas y mujeres que acaban de ser madres con COVID-19 han sido atendidas por la matrona Andrea Capó, especializada en estos casos. El miedo y el aislamiento ha afectado a estas madres, que incluso han tenido que parir solas. Capó se ha encargado de atender e infundir tranquilidad con atención específica del IB-Salut. Aunque son población de riesgo, apenas tienen efectos secundarios y los bebés nacen sin ningún problema.

¿Como nació el servicio COVID-19 para embarazadas?

—El centro COVID-19 abrió a mediados de marzo y la figura de comadrona para infectadas se creó en abril. Nos vimos con un problema al hacer los servicios a domicilio. Cuando una gestante o puérpera es positiva, les visitaba una unidad móvil pero necesitaban una comadrona para su atención específica. Hemos contabilizado más de cien mujeres pero probablemente haya más positivos que se nos escaparon.

¿Es una incidencia alta?

—La proporción es baja respecto al resto de población. Las embarazadas se cuidan más. Cuando hay algún positivo, ellas me dicen que no lo entienden porque no salen de casa, evitan las aglomeraciones o las reuniones. Pero son una población más vulnerable con un sistema inmunológico más débil, por lo que son más propensas a las infecciones. Pero la mayoría son asintomáticas.

La matrona es un punto de apoyo vital para embarazadas y puérperas. ¿En estos tiempos necesitan aún más apoyo?

—La comadrona es un referente y ahora se sienten aisladas. Muchas veces haces más de psicóloga que de matrona. Las escuchas, las tranquilizas y les das información y apoyo. Y si tengo que estar media hora al teléfono o llamar cada día, lo hago. Las acompaño aunque sea por teléfono. También tengo un perfil en Instagram (@matronaentiemposdecovid) donde aconsejo a las madres y recibo consultas de toda España.

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¿Esa soledad también se vive en la consulta o en el paritorio?

—Al principio sí, pero el Ministerio permitió en seguida que se pudiera entrar en las consultas acompañada. Es un proceso compartido y un derecho de las madres. Ahora, en Manacor, debido al aumento de casos, las ecografías se vuelven a limitar y ya no pueden entrar las parejas.

¿Con el virus no han descendido las ganas de tener hijos?

—Más bien al contrario. Estoy viendo muchos casos de gente que no espera porque no saben cuánto va a durar el virus. Ahora sabemos que las embarazadas no sufren tantas complicaciones ni afecta al bebé. La lactancia materna se da sin problemas.

¿La lactancia se recomienda incluso con el virus?

—Es más que beneficiosa. Traspasan los anticuerpos de la COVID-19 al bebé y les protegen. Son como una vacuna. Ahora a las madres infectadas se les permite dar el pecho con mascarilla y el bebé se queda en la misma habitación con distancia de seguridad. Antes se les separaba.

De la soledad del paritorio a compartir habitación a distancia

Capó recuerda que las primeras semanas de la epidemia fueron un caos y se desconocían muchos aspectos del virus. Para evitar riesgos, las parturientas con COVID-19 daban a luz sin acompañante y eran separadas del bebé. También se ha dado el caso de embarazadas que acudían a las ecografías y en ocasiones recibían malas noticias que debían afrontar a solas. «Ha sido muy duro. Por suerte fue temporal», dice Capó. Ahora, la madre con COVID-19 está en la misma habitación con su bebé, pero a distancia.