Javier Vich confía en una recuperación en marzo.

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Javier Vich se muestra muy preocupado por la evolución de los acontecimientos en los últimos meses y el impacto negativo que han tenido en la hotelería de Palma la pandemia de la COVID-19. Nunca hasta la fecha se habían cerrado establecimientos, salvo para reformas o mejoras.

¿Cómo afronta el sector hotelero de Palma esta situación tan adversa?

—Palma era hasta ahora un enclave turístico en el que tenía abierta toda su planta hotelera los doce meses del año. Nunca habían cerrado hasta ahora, pero la pandemia ha destrozado de raíz todas las previsiones turísticas y empresariales. La caída del turismo extranjero ha sido enorme y esto ha repercutido en los niveles de ocupación.

¿Cuántos hoteles quedarán abiertos?

—En estos momentos hay 35 de un total de 72. Esta cifra irá bajando a medida que pasen las semanas. En noviembre se espera que haya 25 establecimientos, lo que supondrá 4.100 plazas de un total de cerca de 11.000 que tenemos asociadas. El problema será qué pasará en enero o febrero. No me atrevo a decir cuántos hoteles estarán operativos, pero el horizonte es muy negro.

¿Fue un duro revés la cuarentena implantada por el Reino Unido y la recomendación de no volar desde Alemania a la Isla?

—Fue un duro palo para todos nosotros, porque los niveles de ocupación previos a estas decisiones adoptadas por los gobiernos del Reino Unido y Alemania eran muy buenos, siempre salvando las circunstancias del momento en el que nos encontrábamos.

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¿Qué ocupación hay en estos momentos en los hoteles de Palma?

—La media oscila entre el 10 y el 20 % y esto, lógicamente, hace que los hoteles que estén abiertos no sean rentables, aunque sí minimizan sus pérdidas en caso de tenerlos cerrados a cal y canto.

¿Considera que la COVID ha cambiado la opinión de la sociedad balear sobre el turismo ?

—Creo que la sociedad balear se ha dado ahora cuenta perfectamente de qué vivimos en las Islas: el turismo. Todo lo que no sea apoyarlo incide negativamente en toda la cadena de valor turística y productiva de la economía balear.

¿Cómo ha funcionado el mercado español?

—Es el que ha paliado el descenso del turismo extranjero, pero si se implantan confinamientos como el que está previsto en Madrid, es la puntilla.

¿La conectividad aérea es clave?

—Para un destino turístico es vital, de ahí que se tiene que mantener a toda costa. Aquí, las administraciones deben de actuar con todo tipo de medidas para evitar la merma de programación de vuelos y pasajeros. Hay que preservar la economía.