El tráfico, este invierno, registrará mínimos históricos. En la imagen, un avión despega en Son Sant Joan. | Archivo

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El aeropuerto de Son Sant Joan va a registrar el peor invierno de toda su historia en movimiento de aviones, tráfico de pasajeros y actividad comercial. La crisis provocada por la COVID-19 ha destrozado de raíz todas las previsiones de AENA, touroperadores, aerolíneas, transportistas, hoteleros y resto de sectores turísticos de la Mallorca, así como en el resto de islas.

Las aerolíneas ya anuncian que en comparación con la pasada temporada invernal, de finales de octubre de 2019 a finales de marzo de 2020, se registrará un descenso de actividad superior al 80 % en cuanto a programación de asientos. De los 6,4 millones del pasado año, se pasarán a cerca de dos millones desde finales de octubre a principios de abril de 2021. Esto afectará también al tráfico de aviones y a la propia conectividad aérea con destinos europeos y con la Península.

«Esta previsión variará de acuerdo a cómo evolucione la demanda, pero en la actual coyuntura marcada por la pandemia todo hace indicar que la actividad en el aeropuerto este invierno será simbólica, así como en las propias empresas», subrayan las compañías aéreas.

Vuelos

Los grupos turísticos alemanes, británicos y escandinavos coinciden en señalar en que la programación de vuelos caerá de forma progresiva a partir de la próxima semana, ya que la demanda es escasa y hay otros destinos con mejores condiciones climáticas, caso de Canarias y países del Mediterráneo oriental.

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Las causas de este descenso de la actividad aeroportuaria están motivadas porque prácticamente el tráfico turístico está en mínimos, ya que no se han podido restablecer corredores seguros con Alemania y el Reino Unido. Esta circunstancia ha provocado un cierre masivo de la planta de alojamiento en las zonas vacacionales de Mallorca, que afecta principalmente a la Platja de Palma, las zonas turísticas de Calvià, Platja de Muro, Cala Millor y Alcúdia-Can Picafort.

La anulación de todos los cruceros, principalmente los de base en el puerto de Palma, afecta negativamente también al tráfico de pasajeros y a la propia ocupación de los hoteles ubicados en toda la Bahía de Palma. Las compañías aéreas extranjeras han visto también cómo la organización de congresos, viajes de incentivos y reuniones empresariales han desaparecido por la pandemia, cuya actividad permitía programar vuelos desde todos los destinos europeos a la Isla, así como desde la Península, en los meses de temporada baja.

Las compañías españolas, entre ellas Air Nostrum, Iberia Express, Air Europa y Vueling, en este escenario adverso se han encontrado que durante la temporada de invierno no podrán transportar turistas de la tercera edad del Imserso, ya que el Gobierno ha cancelado este programa orientado a los mayores hasta otoño del próximo año.

Esta tendencia de movimiento de aviones y de pasajeros ha tenido una evolución negativa desde que se decretó el estado de alarma, a mediados de marzo, hasta el 15 de junio, fecha en la que se inició el plan piloto para reactivación del turismo entre Alemania y Mallorca.

El aeropuerto de Palma remontó cifras, pero en julio y agosto registró la pérdida de seis millones de pasajeros respecto a 2019. No hubo una reactivación por las decisiones de los Gobiernos del Reino Unido y Alemania de recomendar no viajar a la Isla. Esta situación no ha variado ni cambiará a lo largo de los próximos meses, de ahí las previsiones negativas de las aerolíneas.