Lucía Sesma en el hospital.

TW
15

La mallorquina Lucía Sesma ha vivido la pandemia de la COVID-19 en primera línea. Trabaja como enfermera de Urgencias en un hospital público de Madrid desde julio de 2019, año en que finalizó sus estudios en la capital. Tiene 22 años y en el último mes y medio ya se ha enfrentado a retos profesionales que seguramente jamás imaginó. Lo que más le ha sorprendido, según explicó a Ultima Hora, «es la fuerza del bicho» y «lo rápido que empeoraban los enfermos contagiados». Pero no solo eso. Le llamó especialmente la atención «que había mucha gente joven muy grave» y aseguró que a diferencia de la idea inicial de que el coronavirus solo afectaba a personas mayores «incide a todas las edades».

En estos momentos el ritmo en el hospital donde trabaja «se ha suavizado», pero durante el pico de la pandemia estuvieron «desbordados». El día de mayor colapso, en la sala de espera de Urgencias había 80 personas que esperaban para ser atendidas por el médico, más de triple de la cantidad de gente que se concentra allí en una «tarde mala», ya que hasta el momento la cifra más alta era de 20 personas. «Incluso había pacientes esperando en el suelo». Todos acudían al centro por el mismo motivo, la COVID-19, pues el hospital donde trabaja Lucía fue de los primeros de Madrid en cerrarse solo para enfermos de coronavirus. Ahora ya empiezan a recibir a pacientes con otras patologías.

Pese a la disminución de los contagios y estar menos desbordados, aún acuden pacientes contagiados aquejados por las secuelas del virus. «Afecta a todos los órganos, no solo al sistema respiratorio, sino también al digestivo, nervioso o riñones». «Todavía hay mucha gente con fiebre y dolores después de 20 días», explica.

Noticias relacionadas

Sobre la desescalada, Lucía considera que «en algún momento se tenía que iniciar». «Nunca se sabe si es pronto o no, pero en algún momento tenía que volver la normalidad». Sobre un rebrote en octubre, es prudente: «Tampoco se puede saber, pero el bicho sigue estando y hay posibilidades de que vuelva a pasar».

Más miedo a infectar que a infectarse

Aunque no contaba con la protección más adecuada desde el primer momento, sí que se ha podido proteger.

Los test rápidos a los sanitarios se iniciaron a finales de abril, aunque asegura que tenía más miedo a contagiar que a contagiarse. «Mi padre, de 70 años, solo me tiene a mí en Madrid, y temía por él».