Los niños menores de 14 años han vuelto a llenar de vida las calles de Mallorca tras permitirse desde este domingo la salida durante una hora diaria. | Pere Bota / Laura Becerra

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Los niños recuperan este domingo, aunque sea sólo durante una hora, un pedacito de su libertad, coartada durante las cinco semanas de confinamiento en casa por la pandemia del coronavirus. Los juegos y las carreras vuelven a las calles, recuperando Mallorca un poco de ese ruido que sí da sentido a la vida.

Eran las nueve de la mañana cuando un pequeño en el Paseo Mallorca nos recordaba el giro tan esperado que ha dado toda esta historia de la COVID-19. Los muros de su casa han dejado de serlo tanto, la puerta se abre, vuelve a salir a la calle y los saludos, ahora desde su patinete, son casi como una primera victoria al bicho. 'Hola, hola', gritaba mientras corría por la calle a todas esas personas que, a diferencia de él, hoy siguen en casa, encerrados, confinados.

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Las imágenes de los niños en la calle han devuelto un poco el color que hasta hace nada tenían los domingos por su mera razón de ser; juegos, gritos, saltos, paseos, salidas familiares, .... Escuchar y ver a los niños de nuevo es emotivo y emocionante, sobre todo para ellos que, con este pequeño paso, sienten que han restado algo de fuerza al dichoso coronavirus que les mantiene lejos de sus amigos, de sus familiares, de su colegio, ... de todo lo que marcaba su vida.

Este pequeño alivio de las medidas de confinamiento será diario, durante una hora y no más allá de un kilómetro de casa, porque la pandemia sigue marcando nuestra vida hoy, mañana y durante un tiempo que los expertos todavía no aventuran a determinar. Aunque vayamos poco a poco ganando terreno a esta batalla y recuperando cierta normalidad, recordaba este domingo el doctor Fernando Simón que esa normalidad será diferente, nueva y nunca como la de hace un año. Hoy, no obstante, ellos, los más pequeños de la casa, sí han logrado encontrar parte de su normalidad arrebatada. Hoy salir a la calle les ha hecho sentir un poco más libres. Y verlos a ellos, también a nosotros.