Josep siempre ha sido una persona activa, fundó la Federació Balear de Tir de Fona, de la que es presidente honorífico. | M. À. Cañellas

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Josep Sanchís (Sóller, 1930) cumplirá 90 años en poco más de dos semanas y estos días la soledad en la que le dejó su mujer hace dos años y medio se ha agudizado. Aunque cuenta con el total apoyo y cariño de su hijo, «que me llama cada noche y me cuenta cosas y hablamos largo y tendido», su nieto y su nuera, está pasando la cuarentena por el estado de alarma por el brote de coronavirus solo en su casa sin apenas salir a la calle más que para ir al supermercado o a la farmacia.

Josep es un hombre sociable y conocido en es Fortí, no en vano impulsó y fue vicepresidente de la Associació de Veïns del barrio, de la que ahora es presidente de honor, y también fundó la Federación Balear de Tir de Fona. Todo ello le valió en 2018 la Medalla d’Or de Palma por su labor como dirigente deportivo y dinamizador comunitario.
Ahora que debe estar confinado en casa, como todos los demás, admite que «echo de menos los paseos que daba cada mañana por el barrio y acudir por las tardes al club de Gent Gran».

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Desde que se decretó el estado de alarma solo ha salido un día a la calle para hacer la compra, porque considera importante «cumplir las instrucciones que nos han dado las autoridades y no salir a la calle». «No me falta de nada e incluso el otro día mis vecinos, unos chicos jóvenes, me tocaron el timbre para preguntarme si necesitaba algo de la compra, pero les dije que de momento estoy bien». Tiene claro que estas cosas no pasaban antes, «nos decíamos buenos días y buenas tardes en el ascensor, pero estos detalles surgen en estas situaciones y esto me alegra mucho».

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Su salud es buena y todo este tiempo libre le está sirviendo para poner al día asuntos pendientes que tenía en casa, «estoy clasificando libros y eliminando cosas que ya no me sirven». Admite que procura «estar todo lo ocupado que puedo, porque estar distraído es la única medicina para paliar la soledad y tantas horas en casa».

Ante la pregunta de si tiene miedo responde que «la mayor parte del tiempo no, pero es cierto que si me pongo a pensar en lo que está pasando, miedo no, es pánico lo que siento. Voy analizando lo que se dice en un sitio y en otro y me doy cuenta de que de quince días nada, que esto va a durar más tiempo».

Le animan iniciativas como la de salir a aplaudir al balcón a los sanitarios, algo que él también ha hecho varias veces «porque reconozco que están haciendo una súper labor». Tampoco le faltan las llamadas de vecinos y amigos. «Me preocupa sobre todo lo que pueda durar y pienso mucho en mi familia», admite.