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Sonrisas, miradas de ilusión y muchos gritos de ¡Baltasaaar....!, ¡Melchor! o ¡Gaspar! predominaron a lo largo de toda la cabalgata de Palma. Pero al igual que ocurría por cuantos lugares y rincones de Mallorca en cuanto aparecían Sus Majestades los Reyes Magos, llegados ayer desde el lejano Oriente. Los más pequeños acompañados de familiares, primitos o amigos disfrutaron saludando a Melchor, Gaspar o Baltasar, algunos tuvieron la fortuna de darles un beso o recibir personalmente un caramelo. Pero la auténtica lluvia de dulces llegaba de las carrozas que componían la cabalgata. Algunos provistos con bolsas de plástico, recogiendo caramelos a puñados. Muchos padres, «armados» con cámaras de fotos y videocámaras fotografiaban y grababan cuanto acontecía alrededor del pequeño que vivía con intensa emoción la magia de la noche de reyes. Una noche larga, para muchos, que tuvieron que esperar hasta el amanecer para disfrutar de los regalos que habían dejado Sus Majestades, y otros... a comer el dulce carbón.

Julián Aguirre