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Una minoría del 16,2% de los ciudadanos consultados para la encuesta «Actitudes y valores ante la inmigración y el codesarrollo» reconoce que siente rechazo por los extranjeros. No obstante, este porcentaje varía en función de su procedencia, siendo los inmigrantes de Marruecos los más rechazados, por un 29,1% de los encuestados. Les siguen los de la Europa del Este, rechazados por el 19,7%; los subsaharianos, por el 16,5%; los latinoamericanos, por el 9,4%, y los de la Unión Europea, rehusados por el 5,7%. La pregunta indagaba sobre el nivel de rechazo, indiferencia o simpatía por cada uno de esos colectivos de extranjeros y un alto, aunque no mayoritario, 45,3% afirma sentir simpatía por los extranjeros, en especial por los de la Unión Europea, seguidos de latinoamericanos, subsaharianos, europeos del Este y marroquíes. Entre una y otra postura, un nada desdeñable 38,5% de los consultados confiesa sentir indiferencia por ellos, en especial por los europeos del Este, seguidos de cerca por el resto de colectivos, siendo los comunitarios los que menos desinterés provocan. Por sexos no hay diferencias a la hora de responder, mientras que por edades, a mayor edad se muestra menos simpatía.

Relacionada con la anterior cuestión, se interroga a los participantes sobre si «le importaría tener a un extranjeros como compañero de clase de su hijo, como vecino o como pareja de su hijo» y aquí la conclusión es que los niveles de rechazo varían considerablemente de uno a otro supuesto. La idea de tener a un extranjero como compañero de clase de su hijo recibe un rechazo medio del 9,5%, pero varía entre el 15% si se trata de un marroquí y el 5,7% para los de la UE. En el segundo supuesto, al 15% les importa tener a un extranjero como vecino, cifra que se eleva al 26,5% si es marroquí y baja al 7% para los de la UE. El porcentaje de rechazo se dispara hasta el 30% de media cuando se trata de tener a un extranjero como pareja o cónyuge de un hijo, y sube aún más, hasta el 40,4%, si es marroquí, un origen que encabeza los niveles de rechazo de los tres supuestos. De nuevo, los nacidos en la UE son los que logran el menor rechazo, pero en este caso es del 22,6%.

La encuesta pregunta también a los participantes cuáles creen que son las principales ayudas que necesitan los inmigrantes y aquí las consideradas prioritarias son para un 27,9% la legalización de su situación, seguida muy de cerca, para el 22,6%, por el acceso al mercado laboral. Para el 15,3% la principal ayuda que se les puede prestar es para la vivienda, para un 8,2% es para educación, para el 7,1% serían ayudas destinadas a la integración social, el 6,9% se decanta por ayudas para sanidad, el 2% para comida, ropa o medicamentos y un 10,2% menciona otras. Por último, se pregunta sobre los asuntos en que se debe favorecer a los inmigrantes y aquí en unas pocas décimas de diferencia se destacan tres aspectos: el acceso libre a la Seguridad Social, opción prioritaria para el 92,6% de los consultados; el acceso libre a la educación, defendido por el 90,8%, y la obtención de un puesto de trabajo, vital para el 90,5%. Muy cerca, un 89,4% opta por ayudarles a traer a sus familiares, un 87,2% a disponer de una vivienda digna, un 84,1% a asociarse, un 80,9% a poder votar en las elecciones municipales y un 80,2% a obtener la nacionalidad española. Otras opciones son ayudarles a cobrar el paro, poder votar en unas generales, poder afiliarse a partidos políticos o practicar libremente su religión, opción que recibe el menor apoyo, el 73,4%.