Entre los participantes se pudieron apreciar carteles reivindicativos y un gran ambiente en la tradicional Diada Ciclista.

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Alrededor de 11.000 personas participaron en la XXVII Diada Ciclista de Sant Sebastià 2005. Desde primera hora de la mañana de ayer, festividad del patrón de Palma, la Plaça de Cort se preparaba para acoger a cientos de ciudadanos que se animaron a recorrer el tramo desde el Ajuntament al polideportivo Son Moix. La alcaldesa de Palma, Catalina Cirer, y el president del Govern, Jaume Matas, cortaron la cinta, dando inicio al recorrido. El regidor de Esports i Joventut, Rafa Durán y otros compañeros de partido realizaron el recorrido en bicicleta. La Diada contó con una solidaria aportación económica destinada al maremoto del sureste asiático, poniendo a la venta sudaderas de Sant Sebastià. Unos las compraban a 50 céntimos, otros pagaron hasta cinco y diez euros, y es que cada cliente pagaba lo que su voluntad le permitía en la adquisición de dicha prenda.

La noche anterior, la revetla, la Plaça de Cort se había convertido en una macrodiscoteca y con unos fieles que aguantaron, al ritmo de Joan Campos, hasta pasadas las dos de la madrugada, pero al amanecer, el único rastro de la movida era el escenario en el que la orquesta Circus animaba a los ciclistas que iban llegando, aunque la música y letra de sus canciones eran más propias de la noche anterior que de una jornada dedicada a la familia. Tras inscribirse y acreditarse debidamente, se entregó a cada ciclista unos números para los diversos sorteos, cinco bicicletas y cien cascos de ciclista. Pero además, como sucede cada año, se entregan diversos premios como, por ejemplo, al participante más pequeño, que en esta ocasión fue para Daniel Sánchez de tres años de edad y que llegó hasta la «meta» pedaleando él mismo. El grupo de alumnos del colegio Pius XII, con 123 participantes, se llevó el premio al grupo escolar más numeroso. Norberto Adrover obtuvo el premio a la bici más original, siendo ésta con ruedas excéntricas. Arantxa Pozo, vestida de Caperucita Roja, obtuvo el premio del disfraz más original, aunque alguien al más puro estilo «Pancho Villa» discrepó sobre dicho resultado. El premio a la persona de más edad que participa en la Diada fue para Anselmo García, de 86 años. En esta edición no se alzó con el premio el veterano Miguel Piña, de 88 años, debido a que estaba algo lesionado, pero ha prometido volver el próximo año, a sus 89 años de edad. Las facilidades de circular en bicicleta por la ciudad provocaron numerosos atascos y más de un enfado a los automovilistas y vecinos que no pudieron acceder a sus casas.

Julián Aguirre
Foto: M.A. Cañellas / T. Ayuga