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Gema Pascual Ferrer es abogada en ejercicio. Y es, además, en la noche de los martes de Crónicas Marcianas, contertulia. Esta mallorquina suele aparecer una vez que ha finalizado la batalla que mantienen los de la mesa del corazón, los Coto, Antonio David, Aida, Hornillos, etc., aunque su intervención está grabada.

-¿Qué le parece Coto?
-Es bastante impresentable.

-Hay que ver la cantidad de trabajo que les están dando a los abogados Crónicas Marcianas. Lo digo por la de querellas que se interponen los contertulios entre sí y entre aludidos y contertulios...
-Eso mismo el martes se lo comentaba a Antonio David. «Veo que hay muchos abogados que viven muy bien gracias a vosotros», le dije, y él contestó que sí, «que lo puedes decir, ya que es así». También Carmen Hornillos me ha pedido opinión sobre un pleito que ha interpuesto a Coto en el Tribunal Constitucional.

-Veamos, Gema, ¿hay algo preparado en las intervenciones? ¿Se ponen de acuerdo entre ustedes en lo que se van a decir, en si se van a ofender...?
-No, no, ¡qué va! De preparado, nada. Todo es espontáneo. Todo va en serio. Además, es que no nos dejan estar juntos antes de comenzar, así no nos podemos poner de acuerdo en nada.

-Anteanoche debatieron sobre el condón, y su pareja fue el padre Apeles. Enfrente tenían a Pilar Rahola. ¿Siempre con Apeles, o sólo esa noche?
-No, sólo esa noche. En otras he formado pareja con Gustavo Bueno, el filósofo, en otras con un diputado del PP de Galicia...

-Debe de ser cómodo tener una rival como la Rahola. Se la ve venir; siempre echa mano de los mismos argumentos...
-Exacto, exacto (risas). Pilar es una persona que tiene su esquema formado, que va de Esquerra Republicana y que vive de eso. Sin embargo, ella está felizmente casada, tiene carné de familia numerosa, que a mí me enseñó, por tanto nada de ir presumiendo por ahí de preservativos... Pero ella ha de responder a una imagen... Porque de eso vive, ya que no trabaja. Yo soy abogado en ejercicio y además voy al programa. En cambio ella, que yo sepa, su único trabajo es el de ir de televisión en televisión. Pero como tiene el público manipulado a su favor...

-¿De verdad? ¿Manipulado...?
-Sí, claro. Manipulado por el director de público que es quien le dice a éste que nos aplauda o que nos pite.

-¿Qué opina de Apeles como pareja?
-Muy bien. Además, descubrimos que mi marido, Narcís Torres, catedrático de Filosofía, fue profesor suyo en Barcelona.

-Es más listo de lo que aparenta, ¿no?
-Sí que lo es. Apeles es una persona que se escuda en su timidez. Pero yo creo que podría dar mucho más de sí; pienso que podría intervenir en programas de contenido más profundo.

-Veamos, ¿es usted partidaria del condón o no?
-En absoluto.

-Entonces... ¿A todo trapo?
-Sí, claro.

-Pero con precauciones.
-Como me gusta tener una visión personalista de la vida, no creo ni en los programas ni en las soluciones estándar. Considero que ha de haber una decisión muy personal de cada pareja. Si, por ejemplo, una pareja considera que ya han cumplido como padres, que se plantee una regulación de la natalidad.

-Pero a ustedes, por lo que veo, uno de sus hijos les vino algo tardío, ¿no?
-Tenenos cinco, de 27, 24, 22, 21 y de 13 (en Crónicas le dije a Rahola: «Tenemos cinco hijos, por lo que he tenido que trabajar mucho por las noches»). Y si lo dice por éste, le digo que fue buscadísimo. Y menos mal que vino, pues el marido se me murió al año siguiente.

(También dijo en el programa que no recomendaba las relaciones prematrimoniales a sus hijos y que no le constaba que el menor las tuviera).

-¿Cómo entró en el programa?
-Tengo entendido que fue otro colaborador del programa, el catedrático Javier Maillo. Cuando le detectaron el cáncer, dio mi nombre y mi teléfono. Me llamaron y me resistí hasta seis veces. Sardá me dijo que fuera, que viera y si me gustaba... Y así lo hice. Y aquí estoy desde hace dos años.

-¿La reconocen en la calle? ¿Le han pedido autógrafos?
-En la calle sí me reconocen, autógrafos todavía no he firmado.

-¿Pagan bien en Crónicas Marcianas?
-Yo me siento bien pagada, si no, no iría.

Pedro Prieto