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Tras la cena de gala en el Hotel d'Anglaterre, de Copenhague, en la que se puso punto final a este periplo que un grupo de empresarios turísticos de Balears ha hecho a lo largo de esta semana en Escandinavia y Dinamarca, y que en líneas generales ha resultado bastante positivo, puesto que se ha cubierto muy bien el objetivo previsto: promocionar les Illes en esta zona del norte de Europa, el embajador de España en este último país, el mallorquín José Pons y su esposa invitaron a un reducido grupo de asistentes a la velada, entre los que se encontraban el conseller Celestí Alomar, la directora del Ibatur, Tiffany Blackman, y el jefe de la oficina de turismo española, a tomar la última copa de la noche en su residencia, ubicada a un tiro de piedra de donde está la famosa Sirenita.

Por espacio de dos horas, además de hablar, y por tanto recordar a Mallorca, sobre todo los anfitriones, como entre los asistentes se encontraban Els Valldemossa, se evocaron aquellos años maravillosos, que fueron los 70, a través de la música. Aparte, el embajador Pons recordó a Els Valldemossa, que tras haber celebrado el banquete nupcial, con un grupo de amigos, fueron a disfrutar las primeras horas de casados en el Jack El Negro, el restaurante boite que regentaban en aquellos años, y que era parada, fonda y cita obligada en la noche palmesana de entonces.

«Íbamos vestidos de novios "recuerda el embajador", y al vernos nos dedicasteis un par de canciones, y al final nos regalasteis un disco, un vinilo, que conservamos en nuestra casa de Palma». A pesar de que la jornada había sido dura para ellos, pues habiendo aterrizado en Copenhague a primeras horas de la mañana, tras un vuelo que hicimos desde Estocolmo, visitar al dibujante Spank Olsen "creador de un sello en vigencia en aquel país y promotor, a través de sus dibujos de la zona más típica del puerto de la capital, el Nyhavn, y cuya esposa, Nulle Oigord, cantó con ellos hace 40 años", y amenizar por espacio de más de una hora la velada que siguió a la cena de fin de viaje en el D'Anglaterre, Els Valldemossa, con sus canciones nos trasladaron sin muchos problemas a aquellas fechas pasadas de tan gratos recuerdos para muchos.

El embajador y su esposa, que viven en Copenhague solos "los hijos, o están estudiando o trabajando" desde hace un año, confiesan que en casa «hablamos siempre en catalán, así, de este modo, nos da la sensación de estar más cerca de Palma y de los nuestros. Por eso, a nada que podemos, vamos a Mallorca. Allí estuvimos esta pasada Semana Santa. Sólo por el hecho de reencontrarnos con los amigos, valió la pena viajar». En Dinamarca viven y trabajan algunos mallorquines, «entre ellos "recordó Pons" el portero de un hotel y el barman del bar privado del estadio de fútbol». José Pons, pese a ser un hombre joven, posee un amplio currículo dentro de la diplomacia española, ya que ha estado al frente de importantes embajadas.

Sobre las mesas y estanterías de los salones "al menos de tres" reposan fotografías en las que él aparece junto a insignes personajes de la historia reciente, el Rey, Clinton, Bush padre, Gorbachov, Fidel Castro, Felipe González, Aznar, Arafat, Carlos Moyá... A punto de finalizar la velada, en lo que aguardamos a que pasen a recogernos, Pons nos recuerda que «habiendo hecho muchas cosas en mi vida, nunca podré olvidar que en una ocasión hice de negociador en un secuestro de un avión». «Fue en Varsovia. Estuve negociando con un italiano que había secuestrado un avión a poco de despegar del aeropuerto de Palma. Fueron momentos, horas, muy intensas, con un final en Zurich, donde aquel buen hombre fue reducido por policías suizos que, camuflados de trabajadores de Iberia, habían entrado en el avión a hacer una revisión». La velada concluyó con el canto de «Na Catalina de plaça».