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«Debemos canalizar nuestros esfuerzos solidarios hacia las personas que lo necesitan y están más cerca de nosotros», dijo ayer, como eje principal de su conferencia, Jordi Cervós, rector emérito y director de relaciones internacionales de la Universidad Internacional de Catalunya, en el marco de las jornadas sobre solidaridad, organizadas por el Club Juvenil Massanella de Palma. «Como nos enseñó el beato José María Escrivá de Balaguer -fundador del Opus Dei- tenemos que aunar el idealismo solidario de los cristianos, con su desarrollo en la vida cotidiana y evitar así que estos valores se conviertan en una utopía», explicó Cervós quien rememoró, como justificación a este argumento, una de las máximas de Escrivá de Balaguer: «Soñad y os quedaréis cortos».

«En la vida cotidiana no vale pensar sólo en las inundaciones de Bangladesh o en las hambrunas de Korea del Norte, tenemos que ayudar y proporcionar alegría a quienes están a nuestro lado. El profesor puso como «ejemplo extremo» el caso de Suiza, «país donde apenas hay pobres, pero donde nuestra gente opta por visitar a la personas mayores, como acto de buena conducta cristiana». Cervós, como rector, se refirió también a los «beneficios que a la sociedad proporcionan las universidades privadas. Todo el mundo tiene que poder estudiar, pero las universidades privadas permiten, al pagar los que pueden hacerlo, extraer recursos y dedicarlos a una enseñanza pública de calidad.

«No es oportuno que los trabajadores de Wolksvagen paguen con sus impuestos los estudios del dueño de la fábrica», argumentó. Después de la conferencia teórica sobre solidaridad de Cervós, se inició una mesa redonda para tratar proyectos de promoción social concretos, mesa que moderó Rafaela Santos, vicepresidenta de la ONG «Desarrollo y Asistencia». Los ponentes fueron Cisé y Anni Mbongo, médicos congoleños; Remedios González, educadora social; y Antonio Mir, presidente de la Asociación Banco de Alimentos de Mallorca.

Destacó el testimonio de Mbongo, quien explicó «como manifestación concreta de la solidaridad que promulgaba el Beato José María», la construcción por parte de un grupo de médicos del Congo, de un pequeño dispensario en un barrio pobre de la capital que actualmente da servicio a 1.600 personas al mes. «Las autoridades del país se han fijado en sus beneficios y lo convertirán en un hospital de referencia. Está previsto instalar un centro materno infantil, radiología, cirugía, radiología y ginecología y medicina interna».