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De nuevo el hotel Son Vida despidió el Carnaval con mucha participación, mucho brillo, y más glamour que nunca, reuniendo a diversidad de gentes entre las que se encontraban personas relevantes del mundo empresarial y cultural de la sociedad mallorquina. Los miembros de la directiva del hotel, Miguel Eugéne, Federico Marín y Juan Pons, recibieron a los asistentes a la gala, pudiéndose apreciar el grado de sofisticación y fantasía de los disfraces. El colorista concurso, presentado por Beatriz Moyano, mermó en cuanto a participación individual, y aumentó con relación a las categorías de parejas y comparsas.

El jurado estuvo compuesto por Raimundo Clar, Francisca Martí, Joan Oliver Maneu, Peter Tschirky y Fernando Pozuelo. El del premio a la originalidad lo formaron Edith Tschirky, Francisca Amengual y Christopher Strickland. Después del desfile se sirvió una exquisita cena, elaborada por el equipo que dirige el maestro Jaime Durán, que amenizó la orquesta Casablanca. Gloria, la gobernanta, se encargó de poner la magia del Carnaval en los salones con globos y muñequitos de «peluche» que fueron literalmente «arrasados» por los clientes, como recuerdo.

La sorpresa de la noche vino de la mano del presidente de la Asociación de Restauración de Mallorca, Toni Gil, que se reveló como buen cantante de baladas y un gran showman con su intervención en una actuación del ballet brasileño y que se metió al público en el bolsillo haciéndoles cantar «Na catalina de Plaça». Entre las comparsas destacaron la de Ramón Tomás, de Llucmajor, con el tema Segons s'al·lot, sa jugueta, y la del llucmajorer Juan Tomás con los «Ilegales», que repartió «papeles» a los integrantes, pero eso sí, de papel higiénico, mereciendo el segundo premio de su categoría.