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PEDRO PRIETO Segundo domingo de diciembre. El largo puente que han provocado las festividades de la Constitución y la Purísima ha pasado sin novedad y con mucha gente en la calle a causa del buen tiempo, dado que los temporales que han azotado a lo largo del mismo a gran parte de la Península se han perdido, una vez más, en el mar, que como algo digno de destacarse sólo nos ha traído, de la mano de la OTAN, un portaaviones nuclear.

Ayer, sinceramente, hizo hasta calor, lo que invitaba a muchas personas a pasear en mangas de camisa... corta. Los había que en bañador jugaban sobre la arena de la playa. Los había, también, que se ejercitaban a lomos de sus bicicletas de montaña. Y los había que patinaban y se abrazaban a la chica susurrándoles lindas palabras al oído. Tampoco faltaron los asiduos al footing. Y es que el día, más primaveral que invernal, invitaba a salir, solo o acompañados, a caminar o a solearse en terrazas. Y es que al mediodía las terrazas soleadas de los bares de Palma estaban llenas de público que tomaba el aperitivo. Todo porque Mallorca es así.