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Cati Pol Martí es una joven de 18 años estudiante de INEF (Educación Física) a la que la vida le sonríe. Con sólo nueve años decidió introducirse en el difícil mundo del voleibol, ahora, en plena adolescencia, se ha convertido en la capitana de la selección catalana. Por fin ha conseguido su más ansiado sueño: convertirse en toda una campeona.

"¿Te ha costado mucho llegar donde estás?
"No, no me ha costado mucho; la verdad es que he tenido mucha suerte. El año pasado me vio el entrenador de Sabadell mientras jugaba y me ofreció el traslado a Catalunya. Todo ha sido producto del azar.

"¿Has tenido algún problema a la hora de compaginar tus estudios con el deporte?
"Son muchas horas, ha sido un año muy duro. He estado muy cansada; el agotamiento era tanto psíquico como físico, hasta el punto de que cuando llegaba el fin de semana no tenía ganas de salir.

"¿Cuáles son tus planes de futuro?
"No me gusta hablar de los objetivos a largo plazo, soy una hormiguita que va trabajando poco a poco y si las cosas llegan, mejor. Pero no me obsesiono.

"¿Qué tienes previsto para la próxima temporada?
"Este año, que dejo de ser juvenil, he fichado por un equipo catalán que va a estar en División de Honor. Ahora ya empiezo a ser un poco más profesional y estoy un poco asustada porque hasta ahora había sido la «peque». Ahora tengo obligaciones y un contrato de por medio y eso impresiona. Por otra parte no me preocupa demasiado porque siempre lo doy todo, porque tenía que ser diferente ahora. Aunque el miedo siempre está.

"¿A qué has tenido que renunciar por el voley?
"A muchas cosas, pero porque he querido, porque el voley me gusta demasiado. Mis amigos saben cuál es mi vida, y saben que para quedar conmigo hay que ser muy constante. He tenido que renunciar a salir de noche en más de una ocasión, pero no es un trauma, a mí me compensa.