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El presidente de la EMT, Pedro Alvarez, acordó ayer con el alcalde de Marratxí, Miquel Bestard, iniciar las negociaciones para determinar la aportación del municipio vecino de cara a subvencionar el precio del billete de autobús para sus ciudadanos, que con la incorporación de la tarjeta ciudadana se sitúa en las 175 pesetas.

Lo más probable es que esta reunión se realice a cuatro bandas, es decir, con la empresa municipal y los alcalde de los cuatro municipios que más uso hacen del servicio de transporte urbano de Palma, es decir, Marratxí, Llucmajor y Calvià, aunque podría participar cualquier otro, según informó ayer Alvarez. El responsable de la EMT reconoció ayer que «hasta ahora, y hasta que desaparezca definitivamente el bonobús, la empresa está generando un área de servicio metropolitano, cuyo coste soporta Palma en solitario y que resulta muy cómodo para los demás municipios».

Además, añadió, «se soporta un fraude importante pues al no ser posible un control fidedigno, cualquier personas, extranjeros incluso, pueden adquirir un bonobús, cuya subvención recae en los ciudadanos de Palma».

Pero, a partir de ahora, «si los demás ayuntamientos quieren que sus ciudadanos sigan empleando el transporte público de la EMT a un precio subvencionado, deberán ser ellos los que aporten este dinero», dejó claro. No obstante, los alcaldes de estos municipios «han comprendido la situación y parecen dispuestos a llegar a un acuerdo», según Alvarez. Mientras tanto, las solicitudes de la tarjeta ciudadana siguen provocando largas colas en las unidades de atención al público municipales, es especial en la de Can Bauzá, donde entre las 10.00 y las 12.30 de la mañana se concentra la mayor demanda.