TW
0

El equipo de Gobierno del Ajuntament de Palma rechazó ayer prorrogar la declaración de Zona Acústicamente Contaminada de sa Llonja, tal y como proponía la coalición municipal de EU-Els Verds y aunque la regidora de Sanitat reconoció que «ya tenemos los resultados de las mediciones realizadas las últimas semanas» "de las cuales dependerá la prórroga" no quiso desvelar su resultado. «Prefiero mantener la incertidumbre hasta que pasen las fiestas para que nadie se relaje y se produzcan excesos», declaró María Crespo.

De este modo, y aunque la regidora se comprometió a entregar toda la documentación a la oposición y convocar cuanto antes a la Junta de Portavoces, es poco probable que se conozca oficialmente la decisión municipal antes del día 3 de enero, con lo cual desde el primer minuto del 1 de enero del 2000 desaparece la declaración de zona contaminada sobre sa Llonja.

En caso de que las mediciones hayan dado como resultado que la zona sigue estando contaminada, se aprobará un decreto de alcaldía con carácter retroactivo a 1 de enero, de modo que si en los días «libres» se hubiese presentado alguna licencia de instalación de bares o de otro tipo éstas no tengan ningún tipo de posibilidad. En el caso de que las sonometrías no justifiquen la declaración de ZAC, ya no hará falta realizar trámite alguno. En este caso, el Consistorio cumplirá con su compromiso de realizar nuevas mediciones cada dos meses. Si en alguna de estas ocasiones los ruidos vuelven a ser superiores a los permitidos, se volverá a declarar la zona contaminada «de oficio», es decir, que no será necesario volver a abrir un expediente ni someter el caso a la aprobación del pleno, explicó Crespo.

Intervino, en el último pleno del año, la portavoz de los vecinos de sa Llonja, Felicidad Marcos, quien volvió a criticar la actitud del alcalde por no resolver este conflicto entre los residentes y los empresarios. Por su parte, el presidente de la Asociación de bares y restaurantes de sa Llonja, Valeriano Herrero, insistió en que «no se puede dejar morir a la única zona de ocio de Palma», a la que comparó con «un hijo que nació mal y al que hay que ayudar a insertarse, no matarlo».