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La reunión prevista para mañana en Madrid en la que se analizará la situación creada en el seno del PP de Eivissa y Formentera con el cuestionamiento del candidato oficial del partido, Pere Palau "actual vicepresidente del Consell Insular pitiuso y vicepresidente del Parlament balear", puede voltear de forma imprevisible una formación que se encuentra a apenas cuatro meses y medio de unas elecciones difíciles y llenas de novedades. Los movimientos interiores en torno a la figura de Enrique Fajarnés, alcalde de la ciudad de Eivissa, que perdió abrumadoramente ante Palau en la votación que debía decidir a la persona más adecuada para disputar en las urnas la presidencia del Consell Insular pitiuso, pueden quebrar el partido y crear precedentes inéditos en las Islas por lo que supone de injerencia en las competencias de los órganos establecidos para ello. Cualquier cambio en una decisión ya rubricada por el comité ejecutivo de las Pitiüses y aceptado por el comité electoral de Balears dejaría el «viaje al centro» propugnado por la dirección nacional, y fruto del cual son los significativos cambios en el organigrama nacional, en un mensaje vacío y equívoco, contrario a su intento de modernizar su imagen y funcionamiento. La situación ha provocado un profundo malestar y mucha preocupación en el partido, incluso a nivel balear, porque supone que una parte minoritaria (la que perdió la votación decisiva) trata de cambiar los acuerdos adoptados mediante las fórmulas que se determinan en el reglamento. Además, si la parte del PP que cuestiona al actual cabeza de cartel por las razones que sean consigue cambiar la designación por el otro candidato, se abren las puertas a cambios imprevisibles, entre los que se encuentran que el sector afectado reproduzca la situación y rechace en las urnas el apoyo a la nueva lista. En los partidos, como en cualquiera de las partes implicadas en el juego de la democracia, las reglas están para ser respetadas y no cuestionadas si su resultado no satisface.