Consejo informal de Ministros de Desarrollo de la UE. | Reuters - JOHANNA GERON

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El previsible impulso en escaños de los Conservadores y Reformistas en las elecciones europeas ha activado una pugna interna sobre quién dominará el Europarlamento en la próxima legislatura: la facción eurocrítica y dura en migración, pero atlantista y antiPutin, o la más radical, con la posible entrada del Fidesz más escorado al extremo. Partidos como Vox, Ley y Justicia (Polonia), los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni o los flamencos de la N-VA forman el grupo conservador en la Eurocámara, bajo las siglas ECR y que en esta legislatura es quinto en escaños.

Esto, junto a que no son parte de la coalición que sostiene la Comisión Europea de Ursula von der Leyen, ha reducido su influencia política a niveles testimoniales en proyectos legislativos. Las encuestas señalan que el 'statu quo' cambiará en junio, con un disputadísimo tercer puesto entre los liberales de Renovar Europa, Identidad y Democracia (que acoge a la ultraderecha francesa o alemana) y ECR.

ECR tendrá incentivos para atraer a delegaciones afines que sumen escaños y les consoliden como tercera fuerza; simbólica ha sido la entrada de la delegación europea de Reconquista, partido liderado por Éric Zemmour y que se autodefine más a la derecha que Marine Le Pen. Tendrá aún más peso, si acaba materializándose, la llegada del Fidesz de Viktor Orbán, que se marchó del Partido Popular Europeo para evitar ser expulsado en 2020 y ha mostrado interés por unirse al grupo. ECR mantiene, no obstante, que Orbán no ha solicitado entrar formalmente y que estas negociaciones serán tras las elecciones.

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Meloni, que preside el partido ECR y aportará al grupo más de 30 eurodiputados en junio, tiene una disyuntiva: ¿debe abrir las puertas a Orbán para asegurarse el tercer puesto en la Eurocámara o las diferencias con Hungría -en permanente enfrentamiento con Bruselas y único amigo de Putin en la UE- son demasiado grandes para ignorarlas?. Trabajar mano a mano con Fidesz podría empañar la imagen que la italiana se ha labrado en Bruselas tras llegar al poder en Roma: fue parte del grupo de líderes que negoció con Orbán que levantase su veto al último paquete de ayuda a Ucrania y ha forjado una buena relación con Von der Leyen, quien necesitará su apoyo para repetir como presidenta de la Comisión.

El politólogo y experto en extrema derecha Cas Mudde explica a EFE que el poder en ECR «se inclina hacia la derecha» y que «al menos desde 2019 ha sido un grupo de extrema derecha con algunos partidos conservadores pequeños». «Orbán y Fidesz tienen mucho más que ofrecer, en términos de escaños y de asientos en el Consejo Europeo, que partidos como la N-VA», opina. Son estas delegaciones pequeñas las que rechazan la deriva radical del grupo y son reticentes a la entrada de Orbán; es paradigmático el caso de los conservadores suecos, que además de las diferencias ideológicas con Fidesz se encontrarían un nuevo socio que, al mismo tiempo, veta la adhesión de su país a la OTAN. A la contra, entre los valedores de Fidesz está Vox.

Su jefe en la Eurocámara, Jorge Buxadé, cree que «todo el grupo» tiene que hacer esfuerzos para que ECR sea «determinante» en la próxima legislatura y confía en que Orbán «dé pasos adelante para resolver el problema de Suecia». «Queremos estar en comisiones, participar en el proceso legislativo, y para eso también es muy importante que en ECR haya partidos que representen a Gobiernos», señala Buxadé a EFE.

En la misma línea, el exprimer ministro polaco Mateusz Morawiecki está abierto a la llegada de Orbán a ECR y parece haber dejado atrás las tiranteces que emergieron entre Varsovia y Budapest a cuenta de la guerra en Ucrania, con Polonia liderando los esfuerzos por sancionar a Rusia y Hungría obstaculizando el apoyo a Kiev. Una fuente de ECR incide en que entre los valores básicos del grupo está «el compromiso con una OTAN revitalizada como garante de la seguridad en Europa» y que ese será el «punto de partida para las negociaciones» con los partidos que quieran unirse tras las elecciones: «Queremos ampliar nuestro grupo sin comprometer nuestra cohesión».