Varios transeúntes en las calles de Berlín. El aumento de contagios y de presión hospitalaria coinciden en Alemania con bajas tasas de inyectados. | Reuters

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El titular de Sanidad alemán en funciones, Jens Spahn, alertó de que al final del invierno los alemanes estarán «vacunados, sanados o muertos», en un mensaje directo a la población para que se ponga la vacuna contra la covid quien no lo haya hecho ya. «Probablemente, al final de este invierno, prácticamente todos en Alemania, como se ha dicho ya de manera cínica, estarán vacunados, sanados o muertos», dijo el ministro en una rueda de prensa para abordar la campaña de refuerzo con las vacunas basadas en la tecnología mRNA.

Con la variante Delta esto es «muy, muy probable» y «por eso insistimos tanto en recomendar la vacuna», agregó. En Alemania se conoce como regla de las 3G el principio de geimpft, genesen o getestet (vacunado, sanado o sometido a test, con resultado negativo) que se aplica para el acceso a determinados eventos o locales cerrados y que por ejemplo se pretende introducir en breve en el transporte público. En los últimos días y ante el vertiginoso aumento de contagios y creciente numero de ingresos hospitalarios, se ha comenzado a hablar de 3G como «geimpft, genesen o gestorben» (vacunado, sanado o muerto).

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El jefe del grupo de investigación de inmunología infecciosa y vacunas de la clínica universitaria berlinesa de la Charité, Leif Erik Sander, subrayó que «la inmunidad a través de la infección no es realmente una alternativa a discutir». Según Sander, llevaría a una saturación del sistema sanitario, a una quinta, sexta y séptima ola, algo que nadie puede querer realmente, agregó. Spahn reiteró su escepticismo ante la posibilidad de una obligatoriedad de la vacuna, debate que se ha abierto en Alemania ante la insuficiente tasa de vacunación, una de las más bajas de Europa, con apenas el 70,5 % de la población vacunada, el 68,0 %, con la pauta completa.

Agregó que no hay necesidad de responder ahora a la cuestión sobre una obligatoriedad, ya que no aportaría nada en las próximas cuatro semanas. De lo que se trata ahora, insistió, es de romper la cuarta ola y «ninguna vacuna obligatoria rompe esta ola», dijo. Ahora sólo puede ayudar una reducción de contactos, la acción decidida del gobierno y naturalmente las dosis de refuerzo de la vacuna. Esto último, en todo caso, «no hará en dos semanas la diferencia decisiva», señaló. Spahn habló, no obstante, de una «obligación moral» y «solidaria» en lo que respecta a vacunarse, y reiteró que en este caso no se trata de una decisión personal.