Miles de personas han caminado en Nantes tras una pancarta en la que se reclama 'convivir en libertad, igualdad y solidaridad'. | Reuters

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El Gobierno francés reforzó este sábado aún más el dispositivo de protección antiterrorista, en una jornada en la que 700.000 personas se echaron a la calle en todo el país en homenaje a las víctimas de los atentados yihadistas de esta semana, como aperitivo de la gran manifestación convocada para este domingo en París.

El presidente francés, François Hollande, autorizó el despliegue adicional de 320 militares para proteger ciertas instituciones y lugares de culto y mantuvo en su máximo nivel en la región parisina el plan antiterrorista Vigipirate, que incrementa la vigilancia de las principales infraestructuras.

La decisión se tomó en la quinta reunión de crisis celebrada por el Ejecutivo desde el atentado del miércoles contra la revista Charlie Hebdo, que causó 12 muertos; el asesinato de una policía municipal el jueves en París y la doble toma de rehenes este viernes, que acabó con la muerte de cuatro personas y de los tres secuestradores.

Las fuerzas de seguridad han detenido ya a 13 personas vinculadas con esos hechos y buscan a nuevos cómplices de los autores.

Entre ellas se persigue a Hayat Boumeddiene, de 26 años, compañera sentimental del islamista radical Amedy Coulibaly, que este viernes secuestró a una quincena de personas en un supermercado de París, y amiga de los hermanos Sarif y Chérif Kouachi, que el miércoles perpetraron la masacre en Charlie Hebdo.

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Aunque las autoridades han emitido una orden de busca y captura contra la joven, los medios franceses han filtrado las sospechas de que se encontraba en Turquía en el momento de los hechos y de que desde ese país habría pasado a Siria.

Marcha multitudinaria

Los ataques, según afirmó este sábado el primer ministro francés, Manuel Valls, golpearon algunos de los símbolos de Francia, como la libertad de expresión y la tolerancia, y la «mejor respuesta» de la ciudadanía es la unidad nacional y la movilización.

Esas dos premisas marcan la marcha masiva convocada para este domingo en la capital francesa, que encabezará Hollande y estará secundada por numerosos dirigentes extranjeros, como la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, o el primer ministro británico, David Cameron.

La llamada «marcha republicana», en la que se espera a centenares de miles de personas, movilizará a más de 2.000 policías y 1.350 militares para garantizar la seguridad de los asistentes, un despliegue «excepcional» para una protesta de la que no hay precedentes en Francia.

Francotiradores en los tejados, 150 policías de civil para proteger a los jefes de Estado o de Gobierno, 56 equipos motociclistas o 24 unidades de fuerzas móviles dan idea de la dimensión de la cita, precedida este sábado por protestas en todo el país.