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El presidente francés, Nicolas Sarkozy, realizó ayer una remodelación ministerial que afectó a las carteras de Exteriores, Defensa e Interior con el objetivo de reforzar el Ejecutivo ante los cambios que vive el mundo árabe.

Esta modificación, la segunda en los últimos cinco meses, se produjo horas después de que la titular de Exteriores, Michele Alliot-Marie, dimitiera tras la polémica originada por su actuación ante la revuelta tunecina y por unas controvertidas vacaciones pasadas en ese país cuando ya habían comenzado las protestas.

Críticas

La prensa nacional considera que al aceptar la renuncia de la ministra y aprovecharla para llevar a cabo nuevos cambios, el presidente ha querido «maquillar» la salida forzada de Alliot-Marie y acallar las críticas que han arreciado en las últimas semanas en contra de la diplomacia gala.

El presidente nombró en su lugar al hasta ahora ministro de Defensa, Alain Juppé, cuyo puesto queda a su vez en manos de Gérard Longuet, líder de la Unión por un Movimiento Popular, el partido de Sarkozy, en el Senado.
Por su parte, el Ministerio del Interior, ocupado hasta ahora por Brice Hortefeux, fue adjudicado al que fuera secretario general de la Presidencia, Claude Guéant.

Sarkozy explicó en un discurso difundido por radio y televisión que su objetivo es «proteger a los franceses» y reorganizar el Ejecutivo para que el país esté mejor preparado ante las consecuencias de las revueltas en los países árabes, que a su juicio «son imprevisibles».

«Esas revoluciones abren una nueva era en nuestras relaciones con esos países. (...) Constituyen un cambio histórico y no debemos tenerle miedo. Traen consigo una oportunidad formidable, porque se han realizado en nombre de valores que también son los nuestros, los de los derechos humanos y la democracia», dijo en su alocución.