Ejemplar de medusa encontrado en las costas de Ibiza. | R.U.

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Este verano se esperan menos medusas merodeando las playas que en los anteriores periodos estivales, a pesar de que la población está creciendo a escala mundial, en parte, por la contaminación de las aguas, según el investigador del centro oceanográfico de Murcia, del Instituto Español de Oceanografía (IEO), Ignacio Franco, que prevé que será la costa mediterránea la más problemática de España.

En todo caso, Franco explicó que es «bastante aleatorio» y difícil de predecir dónde y cuando pueden llegar, ya que estos factores dependen principalmente del viento y las corrientes.


Balears

Así, ha destacado que las zonas que este verano podrían tener «algún problema, pero no más que el año pasado» serán Catalunya, donde las medusas «ya están saliendo y seguirán haciéndolo» y quizá en Balears, donde, por otra parte, se han observado «muchas menos que el año pasado».

No obstante, en los últimos días se han detectado numerosas medusas de la especie Carabela portuguesa en las costas de Cantabria, a pesar de que ésta es más propia de la fachada atlántica de Portugal.

Por otro lado, Ignacio Franco explicó las causas principales de la proliferación de las medusas a escala mundial, respecto a lo que apuntó que «responde principalmente a problemas de contaminación orgánica», ya que con la llegada al mar de fertilizantes agrícolas y residuos el mar se hace más productivo.

En cuanto a la incidencia del cambio climático en el fenómeno, el investigador, ha restado importancia a este factor puesto que, en su opinión, el aumento de la temperatura del mar no tiene un efecto directo, pero ha reconocido que están aumentando «en todos los mares y tanto en las especies de aguas frías como en las de calientes».

Por tanto, considera que el «pequeño aumento de la temperatura, en realidad, no afecta si se compara con los otros factores que sí afectan». Respecto a la influencia de las abundantes lluvias, ha manifestado que aunque no se sabe cómo afecta, algunos científicos catalanes consideran que genera un «efecto barrera invisible» por diferencia de salinidad, frenando su llegada a la costa.